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La lampara encendida

Rafael Navarro

Rafael Navarro

Fotografía: de la exposición "A destiempo", Paraninfo de Zaragoza, 2011, de Rafael Navarro.

A Teresa de Jesús le hacía gracia el descomunal despiste de Fray Pedro de Alcántara. Tan buen mozo como confesor, más de un descalabro se llevó en los dinteles de las puertas. Y es que los creadores, salvando las distancias, somos un poco así

“Hola, Pilar. ¿Te acuerdas de mí? Estudiamos juntas. Soy Maite”. Fue en una de las presentaciones de Ángel Guinda. Su rostro comenzó a representárseme cercano. Empezamos a hablar, a conquistar de nuevo la eterna juventud… Traspapelé su email. Hasta que a los pocos días coincidimos en una exposición, la de Rafael Navarro. “Sí, yo soy su mujer”. Se me abría la puerta a un universo mágico, para siempre.

Quedamos con la pareja en el Paraninfo. “La Colección”, fotografías de los grandes autores atesoradas a lo largo de una vida, era fantástica: la escalera que lleva al otro lado del espejo, “El desnudo provenzal”, “La buena fama durmiendo” de Manuel Álvarez Bravo, “Stravinsky” de Arnold Newman, Willy Ronis, García-Alix… Pero Rafael prefirió centrarse en su obra “A destiempo”, y nos fue revelando con mimo y paciencia exquisitos cada nimio detalle, ángulo, recoveco. Uno a uno, minuciosamente.

“¿Cuál te gusta más?”. La hoja entrevista a través de una gota de cristal; la paloma manchada por unos vidrios rotos o un río macilento; el túnel de luces sin final; la espléndida fachada decimonónica superpuesta a un papel arrugado y sepia; la llamita a punto de extinguirse o encenderse para la eternidad… “Son motivos de la naturaleza o sacados de la vida cotidiana, pero desenfocados por el sueño”. Después, en Internet, he comprendido: “Para mí la fotografía es un medio que me permite crear objetos que contengan valores sutiles inteligibles para otros”.

Comenzaron a hablarnos de sus hijos, de sus viajes. Dentro de poco tomarían el Transiberiano. “Mira, esta la hice de un gato pintado en la esquina de una pared”. Comentamos sobre la diversidad funcional; de una vecina suya con problemas físicos… ¿En qué otro repliegue o rincón del tiempo habíamos convivido anteriormente?

Antes fueron “Testigos”, “Elipsis”, más de sesenta exposiciones en solitario; el desnudo y el paisaje más íntimo. Reciente académico de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis; museos en toda España, Italia, Francia, San Marino, Bélgica, Croacia, Cuba, México, Argentina o Japón; pionero de la fotografía artística desde los setenta. Me prendó su mirada interior, paraíso abierto para muchos.

“Estableció una correspondencia entre lo que le palpitaba dentro, lo que le estremecía, y lo que detectaba fuera. Sometió esa realidad inventada al rigor de la belleza” (Antón Castro). Premio Aragón Goya por su "rigor y la perfección técnica de un escrupuloso investigador en constante renovación artística”. Quizá los despistados solo apreciemos la gran textura humana de unas fotografías evocadoramente sugerentes.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Día a día", viernes 25 de octubre de 2013).

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