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La lampara encendida

Testigos del amor

Testigos del amor

Capila de la Presntación de la Virgen. Foto Jesús Alba

“El mismo Dios, como esperamos, se apiadará pronto de nosotros y nos reunirá de todas partes en el Lugar Santo, pues nos ha sacado de grandes males” (2 Macabeos, 16). Libro bíblico no reconocido por toda la tradición cristiana, como hoy muchas mujeres y hombres no reconocemos la esperanza intrínseca a la vida. Insertos como estamos en la falta de sentido de los grandes que gobiernan la tierra, en la guerra y las bestialidades a los más inocentes, en las catástrofes naturales, en la injusticia.

¿Cómo entender que desde los neandertales a la cultura megalítica, de las cuevas rupestres a Egipto, Grecia o Roma, intuyesen que hay una vida más allá de la vida? Si se nos muere un hijo y se hunde el mundo. Si cuando viene con una deformación o enfermedad algo severa exigimos el derecho al aborto. Si cuando aparece en nuestro horizonte personal un cáncer, una ela o un mal discapacitante, optamos o nos obligan a la muerte digna.

Y el propio transcurso de los acontecimientos, una relación que no acaba bien, un empleo que no llega, una depresión que nubla mirada y corazón. ¿Cómo autores de la talla de Flavio Josefo o Tácito registran datos de un tal Jesús, que cuentan resucitó de su condena a muerte y la frialdad de un sepulcro judío, con su rueda de piedra inamovible? Si la vida nos pesa, y el paso de los años, la enfermedad y el ir envejeciendo, sobre todo si quienes te dieron vida se vuelven otra vez niños y dependientes, tan necesitados de toda tu energía para sobrevivir.

“Estaban aún perplejas, cuando dos hombres se presentaron ante ella con vestidos deslumbrantes. (…) ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?” (Lc. 24, 4-5). En Mateo, es un ángel, que se presenta a las mujeres que siguen a José de Arimatea. En Marcos, es un joven con vestidura blanca quien da el anuncio a María Magdalena, María la de Santiago y Salomé. Fueron visiones que a 2000 años vista no terminamos de vislumbrar, y nos dejamos llevar por la tristeza ante una muerte sin retorno.

Juan, posterior y más lírico y catequético para las comunidades del futuro: “Jesús le dice: ¡María! Ella se vuelve y la dice en hebreo: ¡Rabbuni!” (Jn. 20, 17). Nos llama en nuestro nombre, como a Elías en la cueva, Tomás o Cleofás camino de Emaús. Hechos, San Pablo… una larga tradición sinodal que continuamos. “Nada de lo amado se pierde, nadie amado se destruye, nada ni nadie amado desaparece en la nada” (Cristina Inogés). ¿Nos lo creemos?

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribina", "El foco", domingo 20 de abril de 2025).

Sorda

Sorda

Foto cartel de la película

Llegaba el pasado fin de semana a las pantallas zaragozanas “Sorda”, de la directora Eva Libertad (nombre real, no simbólico), con acertada ambientación musical de Aránzazu Calleja y magistralmente interpretada por Miriam Garlo, actriz no oyente, uno de sus mayores aciertos. La cinta está inspirada en el corto del mismo título (2021)

En la web de filmaffinity, página especializada en cine, leemos esta sinopsis: “Ángela, una mujer sorda, va a tener un bebé con Héctor, su pareja oyente. El embarazo hace aflorar sus miedos frente la maternidad y sobre cómo podrá comunicarse con su hija”. Pero hay mucho más.

Una persona sorda que vio la película comentaba: “Me sentí identificada en muchos momentos, especialmente en lo relacionado con mi vida familiar. La falta de accesibilidad, las barreras invisibles, la lucha constante por ser comprendida. (…) Pone sobre la mesa los desafíos de la comunicación en un mundo diseñado para oyentes”. Vayamos más allá.

Sordos, sordociegos, paralíticos cerebrales, cualquier persona con diversidad funcional puede sentirse reflejada. Cuando la madre –Elena Irrita– le dice a Ángela: “¿Vosotros para qué queréis tener hijos? Estáis muy bien así”. Cuando la dependienta de la farmacia o el doctor se dirigen y miran a Héctor, la pareja –Álvaro Cervantes–, en lugar de a la futura mamá. Y en el parque o en el colegio, cuando los otros padres no saben cómo tratarla o lo hacen como a una niña. Ninguneo, infantilización, ignorancia del mundo de la diversidad.

Y Ángela se refugia en el grupo de amigos de la asociación, también padres. Se siente segura, protegida, aceptada. Y una se identifica con la rebeldía de la mujer, con la injusticia de este mundo, con su profunda soledad. Bellísimo el baile en la cocina; desgarrador el corte de silencio de la cinta, que nos mete en el cuerpo y la mente de Ángela; su actitud conciliadora ante los retos.

“Qué hermoso era tu pecho, una blanca luna. / (…) / Qué herida me condena sin guardar reposo”. Bello preludio de Pasión y Vida.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Eñ foco", doomingo 13 de abril de 2025).

Supervivencia

Supervivencia

Foto www.heraldo.es

En mi casa siempre había un pequeño botiquín: algodón, un frasco de alcohol, jeringa de vidrio, aspirina Bayer, y algún jarabe o pastilla que solían quedar de la vez anterior. Velas compradas o de la iglesia –remedo de la torcida o tablilla con cera enrollada  que aún se conserva en el pueblo–, mechero, cerillas, linterna con pilas y transistor. Celo y normalmente pegamento de cola. Mi madre cada invierno y verano ponía en lo alto de los muebles un recipiente con agua, para que no se secasen demasiado, costumbre que aprendió de su madre. Durante toda mi infancia, la túrmix para triturar mis alimentos, mucho hígado y Calcio 20.

Bolígrafos, negro, azul y rojo, tarjetillas de correos, para ver si escribían, que todavía hay por ahí, y una pastilla de lacre roro, una cuerda, con cuyo extremo encendido se derretía, y un anillo, para sellar las cartas importantes y algún paquete mi padre. Útiles de higiene y de afeitar. Cuando anunciaban que iba a faltar el agua, se cogía en la bañera y en algún cubo. Algún año después, una bombona pequeña de butano a la que conectar el hornillo y la lámpara, cuando en la casa de Velamazán aún no teníamos luz, que estábamos haciéndola.

¡Ah!, y mi silla. Primero de bebé, en el cuarto de contadores, y luego en la terraza o en el garaje del pueblo. Y una manta de más, la botella con agua casi hirviendo, la bolsa bien tapada y después la manta eléctrica, que hacía mucho frío y la ropa se quedaba como cristos en el tendedero. Mala suerte si se cortaba el teléfono, todavía de rueda, que yo no podía ni marcar. Y la corriente eléctrica, todavía de 125 voltios, era más necesaria para la única estufa de piña de la casa que para la luz.

Los abuelos y nuestros padres de niños vivieron una guerra civil, y la dura posguerra perduraba cuando nosotros nacimos. La comida se hacía en la cocina de carbón si fallaba la eléctrica. Pesetas y billetes de veinte como mucho –de cien pocos y de mil menos–. Las pastillas de yodo ni se imaginaban, que las chapitas de Nucleares no hubo hasta los 80, ya en la carrera. Extintor, casi en ningún edificio. Sí papel higiénico y media bañera.

No es meternos miedo con la tercera guerra la advertencia de la UE. Una dana, el incendio en un garaje, cualquier emergencia… “Accidente o caso imprevisto” (Diccionario de uso de español). Las siete doncellas sabias se salvaron por tener preparado el aceite y dispuestas las lámparas; no las necias.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 6 de abril de 2025).

Primavera climática

Primavera climática

Foto www.iberlibro.com

Primavera, “estación del año que está entre el invierno y el verano”, del equinoccio del 21 de marzo al solsticio de junio. Época propicia a las alergias, “conjunto de fenómenos nerviosos, respiratorios o eruptivos producidos por una sensibilidad especial del organismo o alguna sustancia”; y también a los cambios de ánimo, “capacidad para arrostrar las dificultades de la vida”.

Aunque cuando María Moliner redactó el Diccionario de uso del español (DUE) no había la emergencia de ahora por el cambio climático, definió ya clima como “conjunto de condiciones atmosféricas de determinado sitio, constituido por la temperatura, la humedad, la nubosidad, los vientos, la cantidad y frecuencia de las lluvias, etc.”. Algo se barruntaba desde el estudio minucioso y cotidiano del léxico.

Este año además el cambio –“acción y efecto de cambiar(se) en cualquier acepción”– de hora –“ cada una de las veinticuatro partes de la misma duración en que se divide el día”– ha venido precedido de un eclipse, “paso de un astro por la sombra de otro, como ocurre con la Luna cuando la Tierra está interpuesta entre ella y el Sol”. No se daba esa diferencia horaria en los años 60 y anteriores, pero sí retrata el reloj como “dispositivo o mecanismo que señala el paso del tiempo y la hora que es en cada momento”. Y recoge en sus múltiples acepciones desde el reloj biológico –“mecanismos fisiológico que regula el ritmo vital de los seres vivos”– al digital –“el electrónico que no tiene manecillas sino una pantalla donde aparece la hora indicada con números”–.

Estamos en el equinoccio, “cada uno de los dos del año en los que el Sol cruza el ecuador celeste, en los cuales el día y la noche tienen la misma duración”. Y sin duda, pese a todos los pesares, ante una primavera de la vida y la sociedad: “Época de una cosa en que, habiendo llegado a su completo desarrollo, no ha empezado todavía la decadencia”. Sin duda todo es cíclico –“serie de acciones, acontecimientos o fenómenos que se suceden hasta uno desde el cual vuelven a repetirse en el mismo orden”–, y va rotando –“alternar personas o cosas en determinada función o actividad”–.

Tal día como hoy, hace 125 años, nacía María Moliner, nuestra más importante lexicógrafa, preclara precursora del presente y el futuro.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 30 de marzo de 2025).

Ser mujer en Aragón

Ser mujer en Aragón

Foto: Concepción Gimeno de Flaquer. Arturo García Campos

Que Pilar Alegría haya sido elegida secretaria general del PSOE en Aragón, aparte de la ideología de cada una y cada uno, sigue rompiendo techos de cristal. No es la primera mujer representante o presidenta de un partido político, pero siempre es un motivo de esperanza.                                             

Esta misma semana se erigía asimismo como primera rectora de la Universidad de Zaragoza, en más de 500 años, a Rosa Bolea. Catedrática de Sanidad Animal en la facultad de Veterinaria, vicerrectora de Política Científica, sus retos son lanzar el campus público al futuro, modernizarlo y adaptarlo a las nuevas tecnologías y flexibilizas la oferta educativa. Lo logrará, pese a su modestia al incluirse en el 30% de mujeres rectoras universitarias.

Si retrocedemos unos cuarenta años, nos encontramos con nombres tan señeros como Isabel Tenaille o Mercedes Milá, Paloma Chamorro, Rosa María Sardá, Alaska, Gloria Fuertes, María Luisa Seco, la Calaf y la Mateo, Ana Blanco y  Francine Gálvez, la Viza y la Escario, Pilar Miró, Ana Diosdado, Carmen Maura, Mayra Gómez Kemp… Frente a la mujer florero y secundaria de otras televisiones europeas.

Se cumplirán 125 años, el próximo 30 de marzo, del nacimiento de María Moliner. Escritor, “persona que escribe obras científicas o literarias”. Su Diccionario de uso del español marcaría un antes y un después. Nacida en Paniza, con infancia en tierras de Almazán por la profesión de médico de su padre, del Cuerpo de Archivos y Bibliotecas, a la cultura pública, la familia o la reacción del diccionario. Degradada por el régimen franquista y como mujer, su potencial silla en la RAE la ocupó un eminente filólogo: Emilio Alarcos Llorach.

Y en la Universidad de Colorado ha comenzado a estudiarse a una alcañicense olvidada: Concepción Gimeno de Flaquer (1850). Periodista, escritora, precursora del feminismo en pleno siglo XIX y en el sexenio liberal, tras la expulsión de Isabel II. Autora de La mujer española, Madres de hombre célebres o La Eva moderna, resguardada en la defensa del matrimonio, la maternidad y la obediencia, es precursora de derechos que hoy nos parecen propios de cualquier hombre y mujer.

Sin embargo, ser mujer excelente en Aragón y en España, y no morir en el intento, sigue siendo casi llorar.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 23 de marzi de 2025).

Paz en la guerra

Paz en la guerra

Foto www.bbc.com

Parece haber cierta esperanza en las negociaciones entre Kiev y Estados Unidos, aunque este prefiera negarle las armas, mientras la Unión Europea y China ofrecen a Ucrania todo apoyo logístico. Putin quiere asegurarse y avanzar en sus fronteras. Pero ya es buena señal una tregua de 30 días. Puede ser el principio.

Y con todo, tantas familias rotas, en duelo ya para el resto de sus vidas, esos 20.000 niños soldados, cambiados sus nombres, vendidos a otros padres extraños… ¿Quién lo restituirá?

Kirguistán y Tayikistán instituyen su frontera y su paz, tras décadas de dolor heredado de la escisión de la Unión Soviética. Pero el mal y odio de generaciones, ¿podrá arrancarse de raíz? Como los siete brazos de Israel, que alcanzan y destruyen no solo Gaza, sino Líbano y Siria, que a los 14 años del inicio de su devastación se sigue viendo masacrada por enfrentamientos de facciones intestinas.

Regresar a la Anunciación y la Natividad, a Belén, Nazaret, Jerusalén, al mar de Galilea, Getsemaní o el Gólgota, no es tan sencillo cuando Israel sigue haciendo de las suyas en Gaza, y tanto rehenes palestinos como israelís sufren abusos sexuales continuos y palizas sin cuento cuando se rompe un pacto.

Y es solo una pequeña muestra, la más mediática. México y Colombia se debaten entre los muertos en las calles y los enfrentamientos de grupos paramilitares y urbanos. En África tenemos la guerra de Sudán, el Sahel y la región de los Grandes Lagos. República Democrática del Congo, Ruanda… A la miseria se suma más miseria sin solución de retroceso. Paquistán y Myanmar, en Asia, sufren como otros muchos el doble frente de la contienda y la amenaza yihadista. Y volvemos a Oriente Próximo y a la guerra ruso-ucraniana, la sardina que se muerde la cola y puede devorarnos a todo el planeta.

El gran Trump ha advertido a Irán de su estrategia nuclear. Oídos sordos. Pero en cada país, en cada rincón del universo, hay siempre un niño que sonríe, una madre que está dando a luz o amamantando, un hombre o una mujer que espera reencontrarse con la persona amada. Por eso, aun en la madre de todas las batallas, permanece un reducto de ternura.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 16 de marzo de 2025).

Mujer e Iglesia

Mujer e Iglesia

Foto www.cope.es

Llevamos 50 años celebrando en España celebrando el Día de la Mujer, desde que debía pedir permiso al padre o al esposo, desde comprar el frigorífico a hacer cualquier gestión social. Mi madre también me comentaba que en las monjas había clases: si alguna no tenía ni dinero ni estudios, la ponían a fregar.

Lo primero ha cambiado muchísimo, y lo segundo puede ser una exageración. Pero que vamos a años luz de otros países nadie lo duda. Me llegaba el otro día un bonito artículo, “El saber no ocupa lugar. Hacia una Iglesia de la sinodalidad”, de Cristina Inogés. De cara al Día del Seminario, el próximo 19, afirma la teóloga cómo en muchos claustros de formación de los futuros sacerdotes parece que “se ignora no solo el magisterio del papa Francisco, sino que se ‘reinterpreta’ la recepción del Concilio Vaticano II”. Mientras en universidades romanas imparten clases profesoras y doctoras en Teología, de diversas órdenes religiosas, en España se obvia la presencia femenina.

Mientras el CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño) y la CLAR (Confederación Latinoamericana de Religiosos), en Hispanoamérica, apuestan por una formación más sinodal, entre nosotros familia, vida y afectividad, quedan ancladas en dos papados anteriores. No en vano, en el Sínodo para la Amazonía (2019) se propuso que, tanto diáconos permanentes casados como mujeres, pudieran celebrar y dar los sacramentos, “en situaciones extremas”, en la Iglesia local.

Aunque ha sido el Sínodo de la sinodalidad (2021-24) el que ha marcado un antes y un después. Crear dicasterios y órganos de gobierno femeninos, y aceptar el voto de mujeres, religiosas y laicas, en una asamblea mayoritariamente episcopal no se había visto nunca. ¿Que falta mucho? Sin duda alguna. El pasada 2 de marzo el movimiento Creyentes y feministas por una Iglesia en igualdad se manifestaba en Murcia y en la plaza de La Seo; y hoy domingo 9 en Cantabria, Madrid y otras.

El aldabonazo de Francisco, nombrando en el hospital a Raffaella Petrini presidenta de la Ponticia Comisión y Presidenta de la Gobernación para el Estado de la Ciudad del Vaticano, siempre antes un cardenal, suscita esperanza y júbilo. Teresa de Jesús, Catalina de Siena, Teresita de Lisieux, Hildegarda de Bingen, las cuatro grandes. María Magdalena fue restituida en la Historia, según Alejandro Tamayo. Volvamos al origen: “Yo fuera para ti, desde una luz antigua, / esa eterna mujer a quien siempre tendiste / la mano y la esperanza” (Flor de agua).

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 9 de marzo de 2025).

Francisco, el papa amigo

Francisco, el papa amigo

Foto www.vatican.va

Juan XXIII –todavía recuerdo los platos con su efigie de muy pequeña–, Pablo VI, que murió mientras estábamos de colonias en Navarrete, casa seminario menor de los Camilos, Juan Pablo I, que vivió tan poco, y Juan Pablo II, el deportista y viajero, Benedicto XVI, intelectual y amigo de don Olegario González de Cardedal, y Francisco, el papa sorpresa.

En septiembre de 2015, dos años después de su pontificado, se estrenaba la película española argentina Francisco, el padre Jorge, biografía fílmica de Jorge Mario Bergoglio hasta ser proclamado pontífice. Las dificultades económicas de una familia con cinco hijos; el enfrentamiento con la madre, que esperaba para él lo mejor –diplomado técnico, viró al sacerdocio–; la dictadura, miseria y lucha social. Las madres a las que matan a un hijo, el aborto, la corrupción, el misterio de la vida y la muerte en la mirada de un niño enfermo…

Jesuita, licenciado en Filosofía, profesor de Literatura y Psicología, completó sus estudios en Alcalá de Henares. De vuelta a Argentina, párroco de San Miguel, obispo auxiliar, vicario general, arzobispo de Buenos Aires, cardenal… Siempre codo con codo con los más pobres. Unas buenas bases para un papado que va a hacer historia.

Crear un Consejo de Cardenales, atacar de pleno la pederastia y los abusos basándose en estudios y testimonios fidedignos, denunciar los abusos de la casa común a partir de la encíclica Laudato sí, bendecir a parejas homosexuales y diversas mediante la Fiducia supplicans, sentar a la propia mesa a los más míseros del planeta, orar por tantos y tantos inmigrantes que a duras penas llegan a la costa, tener presentes todas las guerras que nos masacran, crear dicasterios u órganos de gobierno regidos por mujeres en la Iglesia… Y especialmente el Sínodo de la Sinodalidad, que nos ha implicado a laicos y religiosos, cristianos oficiales y personas de los márgenes, y ya muchos enlazan con el Vaticano II.

“Mi gente es pobre y yo soy no de ellos, me preparo yo mismo la cena”. Que a su círculo de confianza pertenezcan Cristina Inogés, mi amigo José Carlos Bermejo, Religioso Camilo, primer Superior General no sacerdote en la historia de una orden religiosa, o Ana Palacios, de Hospitalidad Jesús de Nazaret, dicen mucho de ti. Medio pulmón desde los 21, un peregrino más en silla de ruedas, Francisco, el papá amigo, no nos dejes nunca.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 2 de marzo de 2025).

Del amor a la muerte

Del amor a la muerte

Foto Teléfono de la Esperanza de Aragón

Parece uno de los epígrafes de mi larga dedicación al estudio de Manuel Pinillos, centrado en esos ejes esenciales en toda su poesía. Pero no. El pasado 14 de febrero, San Valentín, fiesta del santo mártir que fue sacrificado por casar en secreto a los soldados, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud aprobó el Plan de Acción para la Prevención del Suicidio 2025- 2027. Suicidio no precisamente por amor.

Se trata de prevenir esta conducta derrotista en la sociedad en general y en grupos especialmente vulnerables. Información y vigilancia, sensibilización social, prevención de situaciones de riesgo, integración de la salud mental en el sistema sanitario… Personas mayores, adolescentes, personas LGTB, etc., en situación de exclusión social o con diversidad funcional, precisan una atención personalizada.

La mayor causa de mortandad en España. Acoso escolar, en el trabajo, problemas emocionales, patologías masoquistas, enfermedades extrañas como el síndrome de piernas inquietas. El duelo del inmigrante tiene que ser atroz. Entidades como ASAPME (Asociación Aragonesa Pro Salud Mental), el Teléfono de la Esperanza, y ahora la línea 024, para personas afectadas y familiares, ponen toda la carne en el asador.

Los trastornos de salud mental en los más jóvenes se triplican desde la pandemia, según el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza. Algo está pasando. Conducta alimentaria, déficit de atención e hiperactividad, adicción a las nuevas tecnologías… ¿Dónde el viejo paraíso?

“El 12 de agosto de 2020, Mario, el hijo de mis amigos Paco y Bea, con apenas 19 años, decidió quitarse la vida. Ese día, se convirtió en un ángel que ahora acompaña “desde el otro lado del camino”” (Javier González Castellano, Ángel). El libro rezuma inteligencia emocional, superación y plenitud.

En el pueblo que el demonio tentaba cuando no había nadie y se echaban al molino. Todos tenemos de vez en cuando un lapsus de locura, según Rosa Montero en El peligro de estar cuerda. Ante un breve bajón, acudí a una médica psiquiatra. Simplemente de obvió, se dirigía a mis acompañantes. “Si tiene brotes, que la ingresen en un centro”.

Solo salva el amor.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heralfo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 23 de febrero de 2025).

De cine

De cine

Foto Granada / Antonio L. Juárez

Somos buenos cinéfilos, mi pareja y yo. De la pantalla grande, no nos convence el Netflix. No tomamos coca ni palomitas, pero disfrutamos de la calidad de las buenas pelis, y, cada año, solemos reunirnos en familia para ver la entrega de los premios Goya, el pasado sábado con chocolate

El Palacio de Congresos de Granada se llenó de rostros veteranos y nuevas promesas, con las referencias ineludibles a Lorca y el Albaicín. Curiosamente, la primera película que vimos de las nominadas y la última, La Infiltrada y El 47, han quedado ex aequo como Goya a la Mejor Película en la 39 edición del festival. Historias dolorosas y humanas, la poli camuflada en el comando Donosti, cuyos sentimientos terminan complicándose, o el barrio de inmigrantes interiores, sin agua, electricidad ni transporte público.

¿Y los protagonistas de la acción? Mejor Actor, Eduard Fernández en el farsante Marco, que nunca estuvo en un campo de concentración –otros dos goyas de Peluquería y Maquillaje–; que compartiría otros cuatro premios en El 47 como Manolo Vital. Mejor Actriz, Carolina Yuste como la joven policía, al lado de mi adorado Luis Tosar. Mejor  Reparto, Clara Segura y Salva Reina, también por El 47. Las chicas de Paula Ortiz en La virgen roja no se llevaron goyas, sí su Vestuario y Dirección de Arte.

Y está la Mejor Revelación, Pepe Lorente por La estrella azul, de Javier Macipe –Mejor Dirección Novel–. Una gran alegría, ¿porque quién no hemos conocido en nuestro entorno y barrio a Javier, Pepe o Mauricio Aznar?

Hubo ausencias. Pedro Almódovar, Mejor Guion adaptado por La habitación de al lado, ante su duelo por Trump; Emilia Pérez – Karla Sofía Gascón, Mejor Película Europea, por la polémica incierta o no levantada. ¿Y el imperdonable olvido de Los destellos, de Pilar Palomero, y la libertad de elegir sobre el final? Es como si el mensaje eutanásico de Mar adentro, en su 20 aniversario, se hubiese desleído.

De un Miguel Ríos octogenario, a Antonio Banderas o Amaral. De Aitana Sánchez Gijón, Goya de Honor, a Richard Gere, Goya Internacional, o la añorada Marisa Paredes glosada por si hija. Más allá de críticas, solapamientos e injusticias, la entrega de los Goya bien vale un chocolate.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domngo 16 de febrero de 2025i).

Oncóloga astronauta

Oncóloga astronauta

Foto Miguel Marco / Heraldo

Abogada de los males femeninos y patrona de las enfermeras, el pasado miércoles 5 de febrero la iglesia del Portillo se siguió llenando para venerar la reliquia del cráneo de Santa Águeda; ocasión siempre propicia para visitar los restos de Agustina Zaragoza, Manuela Sancho y Casta Álvarez, heroínas de los Sitios. Virgen y mártir (siglo III d. C.), su cuerpo se trasladó en 1040 a Constantinopla, junto al de Santa Lucía, para ser guardado posteriormente en Catania, en nueve relicarios, de los que nos llegarían un trocito de hueso.

Seguimos degustando las téticas con nata, festejándola patrona en Anento o Torrecilla de Alcañiz, celebrando su procesión en Escatrón. Pero ya nuestras madres no hacen gachas ni farinetas; ni se reúnen y van a misa las mujeres de gran parte de la España vaciada, en su día de poder frente a los hombres. Ha cambiado el contexto.

Del lado del Evangelio, en la catedral de La Seo de bellísimo mudéjar, bajo una talla gótica de la Virgen del siglo XIV, una vitrina guarda las reliquias de Santa Rita de Casia, o eso creía yo de muy pequeña, cuando la tía la visitaba asiduamente. Le debió llegar aquello de que era esposa y madre, luego se hizo religiosa, y además abogada de los imposibles. Como Madre Vedruna, también casada y volcada después a su vocación carmelitana.

Hasta en Instagram le salen adeptos a Santa Rita –para aprobar exámenes entre otras causas–; y la cantante Alaska, musa de la Movida madrileña, declaraba su propia devoción. A Dios rogando y con el mazo dando, nos siguen urgiendo modelos.

Sara García Alonso, espeleóloga, alpinista, submarinista, practicante de diversas disciplinas de defensa oriental, bióloga molecular, oncóloga. Es la primera mujer española seleccionada por la Agencia Espacial Europea (ESA), candidata a viajar al espacio. Su libro Órbitas describe otro viaje interior de superación de retos.

La gravedad o su ausencia nos envejecen o rejuvenecen, aceleran el cáncer o lo paralizan. Ojalá Sara sea una referente para mujeres y hombres de los próximos siglos, y todos aboguemos por las causas posibles que estén a nuestro alcance. Nuevos modelos para una nueva humanidad.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 9 de febrero de 2025).

Auschwitz Birkenau

Auschwitz Birkenau

Foto Gervasio Sánchez / Heraldo

Mi madre no podía dormir, lloraba por las noches. De niña no llegaba a comprenderlo”. Es el testimonio de Patricia Weisz, hija de Violeta Friedman y hoy presidenta que lleva su nombre por las víctimas del holocausto, shoá en término hebreo. El pasado lunes, 27 de enero, se celebraba el Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto, junto al 80 aniversario de la liberación de Auschwitz.

Los reyes y altos mandatarios de España, Reino Unido, Bélgica, Holanda, Noruega, Dinamarca, Luxemburgo, Suecia y otros se hicieron la foto histórica. Y en sus mentes y pupilas se actualizaría alguna escena de La vida es bella, El niño del pijama a rayas, La lista de Schindler o El fotógrafo de Matthause. Pero nada como visitar los campos.

Un amigo cercano tuvo la oportunidad reciente de visitar los restos del infierno de Auschwitz y su ampliación de Birkenau, en Polonia. Se te hielan los huesos. Los campesinos y demás víctimas judías, polacas, de etnia gitana, no sabían dónde se dirigía el tren, y en espera de una mejor calidad de vida se cargaban de utensilios cotidianos para su nuevo hogar. Hoy yacen arracimados en algunos de los barracones de horror.

Horcas comunitarias a la vista, salas para las inyecciones –eran la mejor muerte para los niños nacidos de judías–, salas hospitalarias para experimentación con enfermos, discapacitados y propagación del tifus y otras enfermedades; cámaras oscuras que se hacían pasar por duchas. Ya no está la mayor parte de los crematorios, solo algunos vestigios como testimonio; y también se han sellado los habitáculos de castigo a las mujeres.

Unos 222.000 supervivientes, nacidos entre el 28 y el 46, última generación, según la Claims Conference, organismo privado que centraliza las reclamaciones y la lucha. Niños que contemplaron y sufrieron en carne propia la separación y el asesinato de sus madres, padres, tíos, abuelos. Algunos han podido expresar estos días su dolor.

Ojalá nunca olvidemos la memoria sacrílega contra el hombre, tampoco tan lejana en el tiempo, es la única forma de frenar y seguir cometiendo más barbarie. “Porque el mundo está en mal estado, pero todo empeorará aún más, a menos que cada uno de nosotros haga lo mejor que pueda” (Viktor Frankl, El hombre en busca de sentido).

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 2 de febrero de 2025).

Shalom

Shalom

Foto: La Anunciación, icono pintado y custodiado en Siria por la Iglesia ortodoxa y católica, contra los ataques de los grupos yihadistas que ahora gobiernan el país.

Lo anunciaron y no podíamos creerlo. Firma entre Israel y Hamás, liberación de rehenes de uno y otro bando, unos meses de tregua que pueden prolongarse en el tiempo. Tras varios bombardeos y más muertos, que se suman a los 47.000 masacrados los últimos 15 meses, una gran mayoría mujeres y niños, y el 90% de la población palestina huida y refugiada en otros rincones del planeta, la mañana del pasado domingo, víspera de la despedida de Biden y la nueva toma de poder de Donald Trump, comenzaba en teoría el alto el fuego.

Y tras ello, los 33 primeros rehenes israelíes devueltos a la vida por el grupo terrorista, y la esperanza de paz reconstruida en la Franja de Gaza, reducto palestino domeñado por Hamás desde 2007. Casi 1000 prisioneros palestinos reinsertados por Israel. “El deber ahora es poner de inmediato fin al asedio, proporcionar ayuda y refugio a nuestro pueblo, curar sus heridas, devolver a los desplazados y reconstruir”. Palabras increíbles en personas y líderes que pensamos extremistas, pero ciertas.

Israel versus Palestina; Irán, Líbano, Siria, Catar, Iraq, Yemen… la vieja Europa frente a Estados Unidos. Un baile de potencias, partidos e intereses, frente al testimonio ultra humano de las primeras personas libertadas. Hermosísimo.

Liberación, retirada de las tropas israelíes por etapas, cesiones de Hamás, ayuda humanitaria… Es lo esperado y deseable. Sin embargo, los nuevos ataques durante el alto el fuego, la narración de infiernos y mutilaciones de los liberados, ciertas declaraciones del multi poderoso Trump, nos dejan al desnudo, en la más absoluta incertidumbre una vez más.

“No quedará piedra sobre piedra”, anunció Jesús de Nazaret, huido y refugiado en Cafarnaún. Y así llevamos dos milenios: masacrando y reconstruyendo, de la espada a la tregua del abrazo. La Anunciación, el Campo de los Pastores en Belén, Ein Karem o el encuentro de Isabel con María, la capilla de los Reyes Magos, el mítico Jordán, la basílica de la Transfiguración en el monte Tabor, los olivos de Getsemaní, el Santo Sepulcro, el mar de Galilea… Lugares de esperanza que nada va a poder nunca derruir.

Ya tengo ganas de volver. “… cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: “La paz con vosotros”. (…) Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado” (Lucas 24, 36-40). Shalom, saludo universal, de judíos, árabes y cristianos.

 María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 26 de enero de 2025).

José María Enguita

José María Enguita

Foto archivo / Esther Cañas

Tomás Buesa, Félix Monge, María Antonia Martín Zorraquino. En cuarto y quinto de carrera, 1985-87, tuvimos la suerte de que nos diese clase José María Enguita, por entonces de fonología diacrónica del español, según el manual Fonología Española de Rafael Lapesa, pero a través de unos apuntes personales especialmente ricos y pedagógicos.

La evolución del latín a las lenguas romances, vocales, consonantes, diptongos… ¿No te aburres a veces?, me preguntaban algunos compañeros. El profesor dictaba despaciosa y calmadamente, con minucia, para que los alumnos pudiesen tomar notas con pelos y señales, con las que dominar la evolución del español y aprobar holgado los exámenes. Yo no copiaba, me dejaban luego los apuntes.

Capítulo aparte, la yod, letra hebrea que designa la inflexión en diptongo creciente o decreciente de la /y/ o la /i/, o la derivación en sonidos varios. O la evolución de las palatales. A veces bostezaba disimuladamente. Señorita, es usted muy inteligente. Se lo decía a todos.

Jose Mari, como lo llamaban los cercanos –y al final todos lo fuimos un poco–, nació en María de Huerta y estudió en los Escolapios de Soria, como un primo mío lejano, Jesús, de Velamazán. Se conocieron, aunque no en el mismo curso. De ahí a Filología Románica (1969-74) en la Universidad de Zaragoza. Premio extraordinario de tesis doctoral con La influencia americana en el léxico de la Historia general y natural de las Indias, de Gonzalo Fernández de Oviedo, ¡ahí es nada!

La dialectología, el español de América y las lenguas aragonesas, sus tres grandes pasiones. Dirigió numerosa tesis doctorales, como la de María Pilar Benítez, académica de las lenguas aragonesas y compañera de curso y fatigas. Seguidor acérrimo de Corominas o de Manuel Alvar, cuya cátedra en la Institución Fernando el Católico ha presidido estos últimos años.

Quizá uno de sus trabajos más bellos y entrañables, La lenguas aragonesas, con María Antonia Martín Zorraquino. Amigo de sus amigos, profesor que nunca te olvidaba. El cielo ha ganado un gran filólogo. Nosotros, un ángel de la luz y la palabra.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "tribuna", "El foco", domingo 19 de enero de 2025).

Resaca

Resaca

Foto www.elmundo.es / EFE

A las comidas pantagruélicas, las luces que desbordan la ciudad, la sonrisa primorosamente maquillada para desear al vecino muy felices fiestas y próspero año nuevo, la corbata y las gafas de cotillón, suceden inmisericordemente las rebajas. Hay quien se hace su pequeño presupuesto; otros van a la que salta, sin ponerse techo alguno. El caso es cumplir la tradición, aunque el día anterior hayan subido los productos por las nubes o su calidad sea de pena.

Y es que tras el champán, los turrones y el roscón, nos duele algo más que el bolsillo y la cabeza. Sube el SMI, se promete reducir la jornada laboral, y en mínimos porcentajes las pensiones. Mientras luz, alimentos y transporte se disparan por las nubes. Y la educación y la atención a alumnos con capacidades especiales, bajo alguna honrosa excepción, sigue bajo mínimos.

En este año jubilar de la esperanza no hay un buen horizonte. La contienda rusa ucraniana y la de oriente próximo no dan ni indicios de una tregua; miles de mujeres siguen soportando el yihad, mientras Trump quiere subir los aranceles y Maduro implantar el régimen chavista, persiguiendo a todo defensor o defensora de la verdad. ¿Perderían aquellos sabios persas el rastro de la estrella, que llevaba a un reducto de paz?

Continúan llegando inmigrantes a nuestras costas. Corrupción y mentira siguen a la orden política del día, y a los líderes autonómicos pareces no interesarles aclararse. ¿Seguirá siendo nuestra piel de toro mayoritariamente española, en este 50 aniversario de un evento histórico? Mientras, la atención primaria y las urgencias se saturan cada día de mascarillas y de gripe. ¿Una nueva epidemia? Y un extraño metapneumovirus respiratorio chino comienza a asomarse a las ventanas del planeta.

El Zaragoza persiste en su línea; y un empresario fraudulento se ofreció de donante en una pintura de San Matías. Así están las cosas, y lo que te rondaré morena… Parece que 2025 no tiene muchos visos de cambiar. Quizá de lo más positivo, el recuerdo de Jimmy Carter, uno de los pocos gobernantes ecuánimes de la tierra. Y que el Niño Jesús naciera en una patera justo el día de Reyes; él y su mamá, María, parece que están bien. Nunca sabes dónde apunta la estrella interior de la esperanza.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 12 de enero de 2025).

Extraños visitantes

Extraños visitantes

Foto iglesia de san Apolinar el Nuevo, Rávena

Eran persas sansánidas, venían del oriente, discípulos de Zoroastro, como muchos seguidores sepultados en la ciudad de Sava, según escribiría Marco Polo. Época de Justiniano, siglo VI, todo fue destruido, excepto la basílica de la Natividad, en Belén, por aparecer en uno de sus muros las figuras de Melchior, Jaspar y Balthasar, estudiosos del cielo y buscadores de estrellas.

Escucharía los cascos de sus camellos en casa de los tíos, de pequeña. No buscaban de propio al Mesías. Nueve meses antes de su nacimiento parece que hubo un fenómeno astrológico fuera de lo común, y como buenos magos o sacerdotes persas se pusieron a analizarlo y a seguirlo. Esperaban a un dios, Ahura Mazda, la llegada de un reino de justicia, la diferenciación de un espíritu del bien de otro del mal, y unas cuantas ideas que hoy diríamos excéntricas, hijas de una cultura antiquísima.

Al cabo de la luz deslumbrante los sabios encontraron solo a un niño en un pesebre de piedra, con sus padres, muy pobres. Increíble. Mateo lo relata en su capítulo segundo, versículos del 1 al 12. Esto y algunos textos apócrifos, como el Pseudo Mateo o el Evangelio de la infancia, cristianizarían y popularizarían el acontecimiento, en un principio pagano y al mismo tiempo universal.

Sea como fuere, en esta noche mágica  pido a los tres magos de mi niñez remota el regalo de la paz. Que el oro del poder y de las armas no acrecienten las más de veinte guerras que asolan y destruyen nuestro planeta; ni la ruso ucraniana; ni la de Oriente Próximo, que se va engrosando más y más –la israelí palestina ha pasado al Líbano, el Yemen, Irán, Siria…–.

Que el incienso sea más que un don espiritual, y  unifique posturas encontradas, izquierdas y derechas, conservadores y republicanos. Que inspire a más líderes gobernantes que, aun cuando centenarios, nos dejen su legado de coherencia, dignidad y bien común.

Y que la mirra, aloe o sábila, cicatrice heridas de persona a persona; y que sane a muertos y a vivos, como la losa sacra donde embalsamaron a Jesús. Y que la oxitocina, hormona del amor y la ternura, prevalezca sobre el cortisol, que inflama voluntades y naciones. Os lo pido esta noche en oración.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 5 de enero de 2025).

Balance y esperanza

Balance y esperanza

Foto Jesús Alba

Pasar de página el calendario siempre me produce cierta tristeza, aunque luego el año venga pletórico. “El plátano, de firmes abrazos contenidos / y profundas venas o raíces de savia milenaria, / es como tú, papá, / entregado a la vida y sus vaivenes / sin reposo ni  sombra”.

El 10 de marzo comenzábamos el periplo, con la presentación de El penúltimo ocre en el hotel Zenntro.  María Antonia Martín Zorraquino, Manuel Martínez Forega y el acompañamiento musical de Carlos Vicén. Doce días después vestíamos  de largo el poemario en el Centro Soriano, con mi también  antiguo profesor Jesús Rubio Jiménez, que resaltó la raigambre de cada árbol familiar con las tierras sorianas, así como su nostalgia-melancolía.

Eventos literarios y aniversarios familiares fueron entremezclándose. El 3 de abril mi padre cumplía sus primeros 90; y diez días después mi pareja y yo celebrábamos nuestros 25 con una espléndida comida con las dos familias, junto a la acción de gracias en el Pilar. Y el 4 de ese mismo mes presentábamos Cada otoño migran las golondrinas en la Casa de Soria en Madrid. José Luis Gracia Mosteo, José Carlos Álvarez y Luis Guitarra. “Tenía una auténtica necesidad de retomar la pluma, o el teclado. De volver a la historia de mi abuela Federica, allá en el pueblo”.

A la semana justa, el 11 de abril, lo comentaría Miguel Mena en nuestro Centro Soriano. Parecería un año de círculos concéntricos. Y lo mismo en el ocio y en nuestro circuito pirenaico: de Lourdes a Huesca y de ahí a Formigal  –que incluiría otra vez Lourdes, el Portalet, Pau o Panticosa–. En estos 365 días varios compañeros se han jubilado, volvimos a reunirnos y visitamos nuestra antigua facultad, remodelada.

Y volver a empezar o a abrir el círculo. Día del Libro, ferias de Zaragoza y de Madrid. Y ahí saltó la chispa: Verbum reeditaría Flor de agua, uno de mis primeros poemarios, en octubre. Sería el 23, en el marco del Festival Internacional de Poesía –José Luis, José Carlos, Luis Guitarra–. La sorpresa esperaba en la Casa de la Iglesia el 29 de noviembre, con  María Antonia, Antonio Mas, Juanjo Hernández y Luis. El amor podía respirarse en la sala, como el incienso de Gaspar, como el Espíritu.

“Son muchos los instantes compartidos / en llanto y alegría, penumbra y plenitud, / los verbos entredichos al fondo de la sombra, / las claves descifradas en todas las edades”. ¿Y el 25? El Año Jubilar de la Esperanza.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 29 de diciembre de 2024).

Aquellas navidades

Aquellas navidades

Foto archivo familiar

Juan abría y cerraba sus manitas para imitar el parpadeo de las luces del árbol del patio. “Po po, po po”. Dos años antes, fue la primera vez que mis hermanos tuvieron que dividirse entre una y otra familia. Las mismas navidades que viví con mi pareja, embriagada de amor con el primer beso. Las últimas que los tíos pudieron celebrarlas en la casa.

Antes serían las navidades de la tesis, y de fin de carrera, aquellas en las que tenía la pesadilla de que siempre colgaba alguna asignatura sin aprobar. Y antes los cotillones con Disminuidos Físicos de Aragón y algunos amigos, y con Auxilia, que nunca me llenaron porque para mí el cambio de año era otra cosa, no exenta de nostalgia. Y aquellas maravillosas navidades en Viena con Taizé, bailando el vals en lugar de tomar las uvas.

Y mucho antes, Martes y Trece en la tele, y las veces que echaron La historia interminable o Sonrisas y lágrimas, o los payasos; y las veces que mi padre volvía de viaje en el coche correos por Nochebuena, que antes ni eso, con su maleta de madera.

Y retrocediendo en el tiempo, cuando escuché a los Reyes en casa de los tíos, y me trajeron a mi muñeca Maribel, la más querida y casi única que tuve, y aquel acordeón. Pepe, un joven estudiante, creo que cordobés, estaba a pupilo en su casa y tuvo la ocurrencia de escribirme tres cartas de respuesta en tres tintas diferentes.

Y cuando cantaba villancicos con una botella con la tía. Y cuando veíamos la tele en blanco y negro. Y cuando en la gimnasia nos poníamos todos junto al árbol, yo de pie. Y cuando me recuerdo en mi cuna, en la cocina, con una cunita naranja de muñecos.

Todos tuvimos una infancia y unas navidades diferentes, más entrañables, ingenuas. Fueron nuestro origen, nuestra educación sentimental. De ellas dependen hasta cierto punto nuestra visión de la vida y actitudes, nuestra noche oscura o esperanza. Muchos tuvimos suerte. Hay quien se siente triste, porque en estas fechas de luces y estrellitas despidió a un ser querido, o porque hay vacíos en la mesa. Y aun con todo, el Niño Dios sigue naciendo en medo de la guerra y en la más plena alegría.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 22 de diciembre de 2024).

Superválidos

Superválidos

Foto Francisco Jiménez / Heraldo

Inválido, minusválido, maxi válidos, como nos definía mi amiga, la deportista y polifacética Gema Hassem-bey. Me quedo con capacidades diferentes. Y hablando de capacidades, la semana pasada se celebraba en Zaragoza el 40 aniversario de la asociación nacional de personas de alto coeficiente intelectual Mensa España, con 600 miembros asistentes.

Hablan de distintos coeficientes de la mente. ¿Cómo calibrarlos? Mis abuelas y abuelos me consta que fueron inteligentes, trabajadores y astutos al mismo tiempo. Y mi bisabuelo Frutos en concreto, ciego por glaucoma de mayor, subía y bajaba a sus anchas las calles de Velamazán sin tropiezo alguno, con un simple garrote y en abarcas.

Me han dicho que mis padres destacaban en la escuela; y a mi madre le regaló la señorita un juego de los Pecados Capitales, similar al juego de la Oca, pero con dibujos de serpientes y escenas de vicios y virtudes. Ahí están las oposiciones a Correos y Telégrafos, que se sacó mi padre en un pis pas, sabiéndose de memoria hasta la fecha cada pueblo de España; o sus tres años de Derecho. Y ahí tenéis a mi madre, cocinera, peluquera y modista de familia y  de guardia, psicóloga, fisioterapeuta… Mi madre y mi tía, “sensus fidei”, un séptimo sentido.

Sus tres hijos, doctores. A uno de mis hermanos le costaba algo más, al otro le bastaba con atender en clase. Y a mí con 5 años me dio por descifrar el universo, dictar poesías que me aprendía de memoria; de dónde viene el alma de los niños, le pregunté a  mamá. ¿Era lógico relacionar la flor de la pasionaria con las espinas que  le clavaron a Jesús? Muchos años después me seguía sintiendo un bicho raro.

Mis sobrinos, súper inteligentes para su tía. Siempre destaca uno en dibujo, el otro en gustos culinarios, la niña en diseñar las camas y los vestidos de las muñecas y sus primeros pinitos en maquillaje. Mami, inventaré una vacuna para no morirnos, 4 añitos. Aprendió a leer solo fijándose en su hermano y todas las banderas del mundo. A los 5, comenzó a encuadernar sus poemas en un librito. Ahora sigue buscando sus estrellas interiores y avanzando en sus estudios de Ingeniería.

No sé si mis sobrinos son superdotados, pero sí muy queridos.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 15 de diciembre de 2024).

Al soplo del Espíritu

Al soplo del Espíritu

Foto www.lourdes-france.com/es

El otro día presentábamos la reedición de Flor de agua (editorial Verbum, Madrid) en la Casa de la Iglesia. Comienza el libro con estos versos: “Nazaret, humildad de huerto y de morada, / donde el sí de María deslumbrara al Lucero / e hiciera germinar la sangre del Cordero / en su vientre de joven muchacha inmaculada”. Soneto con el que felicitaba la Navidad al mes de regresar de nuestra peregrinación a la Tierra Santa de las tres religiones monoteístas.

“Je suis l’Inmaculée Conception”, palabras que escucharía Bernadette de labios de ‘Aquerò’, la Señora, al poco de que Pío IX proclamase, en 1854, el dogma de la pureza de María desde su gestación en el vientre de Ana hasta su tránsito. Joaquín y Ana, los abuelos de Jesús, no podían tener hijos, y durante un retiro de Joaquín al desierto su esposa quedaría misteriosamente encinta (según el protoevangelio de Santiago). Tradición que algunos biblistas relacionan con el nacimiento del profeta Samuel –su madre, también Ana– (1 Reyes, 1), y de Juan Bautista, de Isabel y Zacarías, sacerdote del templo.

Sea como fuere, el encuentro entre María y su prima Isabel, en Ein Karem, debió ser muy entrañable: “Me encontraba yo hilando, como todas las tardes, / cuando tu madre entró. / Un hornillo de barro, unas tinajas, / la artesa para el pan. / (…) / Habría de cumplirse la promesa”. Una larga tradición ha reunido en una misma escena a María y el ángel Gabriel: “Sea en ti la alegría. / No temas, que una sombra / de lirios y palomas circundará tu cuerpo, / concebirás la luz, y un nuevo ser / encenderá tu espíritu”.

Hoy la Iglesia católica distancia unos 15 días –del 8 al 24– ese sí incondicional y la pureza de la entrega del nacimiento de Jesús. “Frontera de la aurora, un establo sencillo, / dejado por completo de la mano del hombre, / nos sirviera de albergue. / Era áspera la tierra en que viniste al mundo”. Siempre creí que era establo y casita o choza de madera y adobe, como en los belenes y en el pueblo de mis padres. Pero no, era de piedra, piedra de sacrificio e inmolación de corderillos inocentes.

Difícil comprenderlo en una sociedad donde la opción por la muerte, en la génesis y al término de la vida, o ante una barrera que se ve infranqueable, se tiene como derecho humano, libertad conquistada y progreso.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco",  domingo 8 de diciembre de 2024).