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La lampara encendida

Filomena

Filomena

Foto Lola Martínez. Velamazán.

Parece que se marcha. Pero nos ha dejado idílicas imágenes, postales navideñas con valor retroactivo, líricos rincones de poeta. No en vano, filomena, del latín filomela, heredado del griego, significa tanto ‘ruiseñor’ como ‘la que ama la música’, o princesa, maltratada por la furia libidinosa de un dios finalmente transformada en ave canora.

Mis sobrinos pequeños, como todos los niños del planeta, disfrutaron descubriendo la nieve. La menor no la había visto nunca. La infancia es esa edad de paraíso, en la que el hielo no duele, y los riesgos, si los hay, permanecen ocultos por el tamiz de la ilusión. El parque de aquí abajo apareció habitado por bolas enormes y por muñecos.

Pero la nieve es también barrera, frontera infranqueable, dique de contención para tareas cotidianas y deseos. No podía pasar, mi silla electrónica no podía pisar unos centímetros de nieve que estaban ya cuajando, y dejé, empujando y arrastrándola, las huellas indelebles de mis ruedas, que la pala levantó de cuajo. Mi silla no tiene prestaciones de trineo.

Es peor salir a la carretera. El coche se bloquea, la nieve cubre techo, capot y parabrisas. ¿La ceguera blanca de Saramago? Y no te digo si te espera la familia o mandado urgente de la empresa. La paciencia termina congelándose y la UME no asoma ni por milagro.

Pueblos enteros confinados, tejados que se caen, apagones de luz por varios días –¡como si fuera poco con la subida!--. Cultivos echados a perder. ¿De nuevo la pandemia económica? Y por si fueran pocos, más muertos, en el hielo o un río, que   arrastra inmisericorde vehículo y cuerpos. Los hospitales colapsados, esta vez por las nieves, y sanitarios haciendo horas extras y recorriendo kilómetros con los palos de esquí. Sin acceso a la diálisis ni a las vacunas.

Aeropuertos cerrados; sin tranvías, autobuses ni AVE. Autores volcados en la carretera, como el de Huesca-Zaragoza. Los chavales sin volver a la escuela. ¿Hasta cuándo ahora, papá? Y anécdotas trágico entrañables. La actriz María Galiana, para ir a la presentación de un “Cuéntame” centrado en el covid, cogida en volandas por militares. O el rescate por bomberos y Guardia Civil de una familia aislada: “Llevaban entre cuatro o cinco horas aislados. Cuando nos vieron llegar con la quitanieves, la madre de la criatura rompió a llorar”.

¿Recordará ese niño su primera nevada?

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El Meridiano", viernes 15 de enero de 2021).

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