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La lampara encendida

Mujeres siglo XXI

Mujeres siglo XXI

Foto Gervasio Sánchez / Heraldo

Recuerdo un spot publicitario con este lema. Comparaba imágenes de mujeres occidentales, pidiendo sus derechos, con otras de la India, África, América Latina… Seres humanos del mal llamado sexo débil minusvalorados ha habido en cualquier tiempo. Pasada la Edad Media, considerados casi piedras sin alma, con Fernando el Católico ser cristiana nueva en Aragón era dramático. Gracia de Esplugas, Florencia de Monzón, Leonor Álvarez de Calatayud, Violante de Santángel de Huesca y unas cuantas más son citadas por M. A. Motis Dolader en Vivencias, emociones y perfiles femeninos.

De la reina Petronila a las heroínas de Zaragoza, las mujeres retratadas por Goya o Mileva Einstein –esposa y colaboradora del científico–, todas tuvieron sus problemas. Escritoras vetadas, autoras y lectoras en cárceles y campos de exterminio, amas de casa y madres con la vida truncada por la guerra; mujeres de uno y otro bando asesinadas.

Creímos que habíamos avanzado. En 1964 la mujer afgana logra el derecho al voto; en 2004 la igualdad entre hombre y mujer, la Ley para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres en 2009, en 2011 la campaña “Volver a la escuela” para niñas y niños. Pero la tradición, el integrismo político religioso y la lucha de poder tienen más peso.

“Tengo la sensación de que muchas personas de buena voluntad y algunas con retranca oportunista creen que la mujer afgana va a ser expulsada del paraíso organizado por la llamada comunidad internacional, Estados Unidos y sus aliados, entre ellos España” (Gervasio Sánchez). Cuarenta años de violencia radical, custodia de los menores para el marido, miles de parturientas sin asistencia médica, falta de centros educativos. ¿Puede darse el cambio si no surge de dentro?

Buen momento de volver a Viktor Frankl, El hombre en busca de sentido; o el gulav soviético: “La amistad y la literatura fueron los dos refugios de las mujeres rusas desterradas” (Monika Zgustova, Vestidas para un baile en la nieve). ¿Y sin saber leer? ¿Cómo sentir placer si se amputa el clítoris? ¿O mostrar la belleza femenina si te cortan las falanges por pintarte las uñas?

No debemos callar. Ni permitir que bajen el telón.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 5 de septiembre de 2021).

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