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La lampara encendida

Margarita

“Esta es la albada del viento, / la albada del que se fue…”. Nos ha quedado el eco para las generaciones venideras, nuestros hijos, los hijos de sus hijos. Cada vez que vayamos al Parque, al Auditorio o escuchemos nuestro himno de arcilla y viento bronco y cabezudo, como el propio carácter. Ojalá.

En el sesenta y nueve, cuando murió Miguel, era una niña apenas. Unos meses después de salir a la luz Los soliloquios, a los dos o tres años de cerrar el Niké, aquel café bohemio-aragonés de mitades del veinte en el que se daban cita la opilírica junto al esperpento; la mejor poesía, la pintura, la afición por el cine y tantas cosas más.

En casa de Manolo y Margarita había un poco de eso. Perduraba aquel aire de aparente desorden y honda vida interior: libros por las paredes, las mesas, los sillones…; viejos cuadros de amigos, domésticos grafitis, papeles amarillos por el tiempo y las sombras. Pero no conocí a Manuel Pinillos, sólo su voz.

“Recibe en el mío el abrazo que él, mi amado ausente tan presente, no pudo darte”, me escribiría bellamente Margarita Sanjuán en uno de los libros del esposo cuando empecé la tesis. Después, me iría poco introduciendo en los secretos velados, en tantos contraluces del alma del poeta, de la muerte al amor; la esposa, amante, amiga, confidente, eterna musa de Manuel. Impulsora incansable de su obra.

La mujer silenciosa, casi siempre: “…y un silencio contigo es un silencio a mares / donde escucho la hermosa canción que no sabía”. Maestra en su Lerín natal, allá en Navarra, alumna de don Amado Alonso, excelente poeta. Sus versos, los de Marga, me cautivaron. “¿Volveré a encontrármelo allí?”, me preguntaba a veces.

El silencio, al final, se le fue transformando en soledad, en dolor, en olvido. En la residencia se reencontró a Manuel, compañero de viaje y de crepúsculo; la cuidó hasta el límite, hasta la sutil línea que divide anochecer de infancia. “La muerte, lo sabéis, es el más largo viaje / y lo hacemos tendidos en el suelo, quietamente tendidos, / mientras la luz se alarga dorando lo distante”. Dicen que ya no conocía; pero sí, reconoció mi voz. Fallecía algunos días después, el 28 de abril de 2009, un año muy especial en mi memoria –publicaciones, premios…-, igual que los sesenta fueron para Manolo. ¿Existirán los ángeles?

                                                              (Inédito).

1 comentario

Susana -

Estimada María Pilar:

Soy Susana Miró, me congo en contacto con usted porque su ejmplo de vida me ha parecido siempre admirable. Conocí de su vida por primera vez hace siete años cuando falleció el hijo de mi vecina, por aquel entonces yo había solicitado una excedencia laboral para el cuidado de mis hijos y estaba haciendo un Máster Oficial en Humanidades. Venida de trabajar doce años en banca de Inversión en Madrid, Nueva York y Londres. En el máster descubrí que no querçia seguir dedicándome a la Bolsa y prefería cambiar el maletín del banco por las clases en la Universidad Francisco de Vitoria en el departamento de formación humanística. Cuando murió Ignacio, el hijo de Maloles, decidí hacer una tesis sobre el sentido del sufrimiento, aunque fuera para poder acercarme a Maloles en esos momentos tan difíciles (tonta de mí, pues un abrazo y un acompañamiento ayuda mas´que palabras huecas, no obstante creía que si leía mucho podría ser de más ayuda). Ahí fue cuando buscando información sobre el sufrimiento supe de usted.

En el 2010 me doctoré con una tesis titulada El sentido del sufrimiento en la obra de Flannery O'Connor. En la universidad doy clases de Antropología filosófica y Teología. A lo largo de mis seis años como porfesora, me ha resultado muy útil la literatura para abrir a los alumnos a la reflexión sobre las preguntas existenciales del hombre y la mirada a la Trascendencia.

Este año, dentro de la línea en Teología que tenmos en la universidad, hemos abierto otra titulada Literatura y Teología, la idea es a través de diferentes literatos enfrentar al hombre a las cuestiones claves de la vida. Como yo seguía su vida, se nos ha ocurrido que uno de los autores a trabajar sea Manuel Pinillos. desafortunadamente bastante desconocido entre nuestros jóvenes. Me he permitido la osadía de escribirla para pedirle consejo de alguna obra que pueda nvestigar para empaparme del autor, me gustaría el próximo curso escribir algún artículo interesante sobre su vida y obra, y probablemente como el amor y el sufrimiento fueron columnas en su vida y obra. Tengo encargados sus poemarios y un libro que vi que podís reusltar interesante: Introducción a la Poesía de Manuel Pinillos. estudio y Antología de Calvo Carilla, J.L.). Si pudiera orientarme sobre alguna bibliografía o material sobre el autor se lo agradecería.

Muchísimas gracias por su tiempo, un afectuoso saludo,



Susana Miró