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La lampara encendida

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Foto: Iglesia en Zaragoza

También se llaman marcadores, pero son lo mismo. Esas páginas web que más utilizamos, guardamos ordenadas en carpetas y nos sirven de guía cuando navegamos por la Red.

En nuestra relación interpersonal, y trascendente, nos sucede igual. Amigos más o menos íntimos, personas de mayor confianza, santos de nuestra devoción. Junto al que nos pertenece por el nombre, tenemos otros santos más cercanos. La Virgen del Pilar sería también patrona de María Pilar Izquierdo Albero (Zaragoza 1906 – San Sebastián 1945), fundadora de las Misioneras de Jesús, María y José, beata, toda su vida enferma y diversa funcional.

Haber nacido en el Hospital de San Juan de Dios y ser intervenida un 8 de marzo, fecha de su nacimiento y de su tránsito, algo marca. Soldado portugués, muchacho apasionado, convertido, tratado como loco y sanador en Granada, donde crea la Orden Hospitalaria. Rima en consonante en mi vida con Camilo de Lellis, también soldado y jugador empedernido en el siglo XVI convertido y enfermero en los hospitales de la Roma de entonces, de todo menos humanos. Auxilia, el bachillerato a distancia, la revista Humanizar… demasiados hitos que me unen a las raíces del árbol frondoso que plantó.

Teresa de Jesús, amiga y compañera de camino, andariega y mujer avanzada de su tiempo. El otro pie que me sostiene. “Ni vuelo de palomas, ni visiones / venidas de ultrasueño. / Solo unas rejas pobres, y una voz recia / y al tiempo delicada. / Te dolía de vida el corazón.” (El corazón en vilo). Me lo inspiraron Teresa y Juan de la Cruz.

Y Sant Roc de Montpellier, el popular San Roque del siglo XIV, patrono de mi pueblo, Velamazán, junto a Antonio Rodrigo Antón, hijo de la tía Julia y del tío Lorenzo, a quien mis padres y los padres de mis padres conocieron. Fusilado en Consuegra (Toledo) el 16 de agosto de 1936, a los diecinueve años, junto a veintiún compañeros franciscanos. Santo de adobe y trigo, como Juana la Chaparrilla, mujer humilde en extremo, cuyo cuerpo fue hallado incorrupto y vuelto a enterrar, según cuentan, en 1912 en la iglesia del pueblo. No tenía credenciales.

Todos somos llamados. La energía no es cuántica, viene de tejas para arriba.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 31 de octubre de 2014).

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