Blogia
La lampara encendida

Los otros inocentes

Los otros inocentes

Foto: Crítica y Propuesta. El cristo fue golpeado y fragmentado en el asalto a la iglesia.

Míguel Delibes quizá escribiese ahora una nueva versión de Los santos inocentes, mirando al sur. Conmocionó el degüello del sacerdote Jacques Hamel, en la Normandía francesa. Menos, el martirio de cuatro misioneras de la caridad en Yemen; o la muerte violenta de curas en Argentina, México o Brasil. Entre el “Sal de tu tierra”, eslogan misionero espléndidamente defendido por Pilar Rahola, y la fiesta de los Santos, no está de más refrescar la memoria.

“Todavía recuerdo cuando celebramos la misa en la calle ahí en Delfín Gallo, (…) entonces advertía que venían tiempos difíciles y que la cosa no se iba a solucionar como por arte de magia ni milagrosamente”. Juan Viroche regentaba la parroquia de Nuestra Señora del Valle de La Florida, en Tucumán (Argentina). “… la inseguridad siguió creciendo (…) y sabemos que si el estómago no se llena, la cabeza no responde”.

Intentó denunciar más de una vez el narcotráfico, la trata de niñas y la explotación de trabajadores; faltaban empleados y papel donde escribir. La gota que colmó el vaso, presentarse con un grupo de vecinos en la Legislatura Provincial y ante la Comisión de Derechos Humanos. Comenzaron a amenazarle en sus sobrinos. El 5 de octubre aparecía colgado del coro.

¿Homicidio? ¿Suicidio? Como Natalio Nisman, el fiscal aparecido muerto de balazo que denunciara tramas en Buenos Aires y de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Sus más cercanos no lo dudan: “Para matar al hombre de la paz tuvieron que imaginar que era una tropa, una armada, una hueste, una brigada, tuvieron que creer que era otro ejército. Pero el hombre de la paz era tan solo un pueblo”.

El autor de El hereje, seguramente, no se iría tan lejos. Ahí está Patrick Nogueira, un narcisista solitario que mató y descuartizó a sangre fría a sus tíos y a los niños. “Un gran abrazo a todos los sacerdotes de Tucumán con quienes pasé una mañana, hablamos de mística y comimos juntos. Juan era un sacerdote comprometido con la gente. Nos ha dado la mejor lección de cristología con su sangre, en la cruz de Cristo” (Antonio Mas).

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 28 de octubre de 2016).

0 comentarios