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La lampara encendida

Año nuevo, lengua nueva

Año nuevo, lengua nueva

Foto www.fundeu.es

No es fácil vivir palabras como convivencia –resaltada por Felipe VI–, serenidad, estabilidad, respeto, prestigio, frente a enfrentamiento, exclusión, desánimo, incertidumbre, empobrecimiento…; o peor, desempleo, desigualdad, crisis económica, corrupción, encrucijada histórica, debilidad o división. Y es que conceptos como aporofobia o aversión por los pobres, machismo, atribuido antes a los animales, o especismo, precisamente el creernos superiores a estos como especie, aunque innombrados, existen desde antiguo.

Seguimos siendo autólogos y autógenos, en el sentido negativo de autosuficientes; y nuestro antropocentrismo se basa en la diferencia, y no en la integración del ser humano en el entorno más universal. Nos creemos progresistas y hasta “frikis” en la acepción más aperturista –no sé si la ha aceptado todavía el DRAE–. Adoptamos posiciones yóguicas: asana, bioenergía, chakra. Aceptamos aportaciones culinarias interculturales: hummus, guiso con garbanzos típico árabe; leche, ambrosía o receta chilena. Y hasta hábitos religiosos: cupular o cubrir con una cúpula; “halai” o rito musulmán de sacrificar la carne comestible; “sharía” o ley religiosa a nivel privado y social; umma o comunidad de fieles. Pero la turismofobia está al orden del día.

Hemos reducido la ontología a la relación de datos, sistemas e inteligencias artificiales. El pirata pata de palo de los cuentos se ha sustituido por el “cracker” o ladrón informático. Cliquear, clicar o pinchar digitalmente una ventana lo hace a las mil maravillas un “hacker” o especialista en computadoras. Y todos quedamos deportivamente.

Compostar, hacer compota. Calefactar o calefaccionar, calentarse o caldear la casa con calefacción –a quienes la economía se lo permita–. Otras veces, se ha optado por revitalizar lo clásico: exorcista, saga, refajo. Sin embargo, seguimos chusmeando y adoptando postureos falsos a toda luz.

Sexo débil, el de las mujeres, con intención despectiva y discriminatoria. Sexo fuerte, conjunto de varones, en sentido irónico. ¿Violencia de género? ¿Posverdad?

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", domingo 31 de diciembre de 2017).

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