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La lampara encendida

Padres indepndientes

Padres indepndientes

Foto Marga Alonso

La fuerza de los límites

Desde mi sillón

Sin fisuras

Sería en 2008, Javier Romañach y el Movimiento de Vida Independiente. ¿Iba cambiar mi vida?

Se trataba de algo tan sencillo como tener asistencia personal las horas que necesitase. Para las actividades de la vida diaria –levantarme, asearme, comer, ir al baño, etc.–; tareas del hogar o ir a comprar; un viaje, vacaciones o un congreso. El asistente llega donde no alcanza un cuerpo con discapacidad.

Y lo intentamos, formamos Zaragoza Vida Independiente. Las Cortes, entrevistas con políticos, jornadas en la Universidad… En Guipúzcoa, Madrid y Barcelona lo lograron con ayuda foral, de la Diputación o el Ayuntamiento.

Aquí seguimos persiguiendo un sueño. Hemos reflexionado. Lo más difícil no es pagar. Con algo de dinero y una subvención pública, la meta no es tan alta. ¿Dónde está persona idónea?

¿En el fondo del mar? Porque ahí está el secreto y la llave que me haga más autónoma, y no es fácil encontrarla. Si busco por mi cuenta, la asistenta doméstica no sabe de atención individual. Si por empresa, traen todo aprendido y la trabajadora recibe un mínimo. … Y se olvidan de mí.

¡Con lo sencillo que es escuchar, atender, compenetrarnos! Ahí está mi familia. A veces apetece un espacio íntimo, y yo sola no puedo.

María Pilar Martínez Barca

A nuestro alcance

Padres independientes

Margarita Alonso Guevara y sus padres aprendieron amarse como adultos. Llegado el momento, Marga hizo su vida.

M. P. M.

“Por mí y mis hermanas se han desvivido lo que jamás yo me desviviré. Me tuvieron con 34 y 36 años, ya tenían dos hijas, y llegamos las gemelas. Después las peques. He crecido arropada dentro de una familia numerosa”.

“Cuando una madre tiene un hijo o hija con diversidad funcional, desde el primer momento ha de tener una mentalidad práctica. El primer sentimiento solo es para la madre, es muy doloroso, pero siempre hay que dar pasos para adelante. Todos los hijos te necesitan, pero este hijo más, y hay que tratarlo como al resto. Si se le educa, será una niña positiva y valiente”, afirma Trinidad Guevara.

“Podrían haberme internado en un hospicio, insistir hasta la extenuación para que caminara; sin embargo me mantuvieron a su lado, me escolarizaron y crecí siendo una más”.

“Yo soy padre de una hija minusválida, tiene 42 años. Si un padre de una recién nacida me pregunta cómo conllevar la situación, solo una respuesta: Que tenga resignación cristiana y valentía para enfrentar la vida del nuevo ser”, nos comenta Fernando Alonso.

“Mi madre es risueña y de carácter muy intuitivo y acertado, de naturaleza luchadora. Mi padre es inteligente, sobre todo emocionalmente, tiene mucha templanza y es muy cariñoso. Sé que han pasado momentos muy duros por hacer de mí una persona. Ante todo siempre he sido su hija, una hija mediana, gemela”.

En Facebook, Marga Alonso Guevara.

Más corazón

Derecho a amar

“Ana y Luisma conquistan el derecho a casarse”. Ambos son de Bilbao, de la asociación Futubide, con una diversidad funcional intelectual. “Me vestí de novia, de blanco, me casó el alcalde en el Ayuntamiento. ¡Fue una boda muy bonita!”. Casarse para ellos ha sido más costoso y bello que para muchas parejas. 15 años de noviazgo, 5 hasta que se decidió el juez.

“… Se reconozca el derecho de todas las personas con discapacidad en edad de contraer matrimonio, a casarse y fundar una familia sobre la base del consentimiento libre y pleno de los futuros cónyuges” (Convención ONU, art. 23). “Nos queremos mucho, tenemos trabajo y lo habíamos decidido”. No borran su sonrisa.

M. P. M.

(Humanizar, «La fuerza de los límites», Nº 158 -Madrid, mayo-junio 2018-).

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