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La lampara encendida

Amor diverso: rendirse a la evidencia

Amor diverso: rendirse a la evidencia

LA FIRMA I San Valentín, el Día de los Enamorados nos recuerda que el amor nace y se desarrolla en las circunstancias más diversas. Todas las personas tienen la capacidad de amar y ser amadas. No debemos cercenarla

Por María Pilar Martínez Barca

Era su asistente personal. “Le ayudaba a comer, ponerse al ordenador, salir. Para las tareas personales, levantarla, el aseo, tenía una mujer”. Pero Maite y Alberto fueron ganando confianza, estando a gusto juntos, deseándose. “Es una mujer muy inteligente, y muy coqueta”. La maquilla con mimo. La parálisis cerebral no impidió tomar la decisión de compartir sus vidas y casarse. Un matrimonio feliz.

“Yo conocí a Lourdes en 2004 por Internet. Estuvimos un par de año chateando y llamándola por teléfono y decidí dejar todo allá en mi país, yo soy peruano, y venirme a por ella”. Es Tulio Riveros, esposo de Lourdes Arrieta. Dos años de matrimonio, cinco de convivencia. Dejó familia, amigos, trabajo como asesor de marketing; se vino con la hija de un primer matrimonio. “Yo buscaba lo mismo que ella: una persona inteligente, noble y decidida a casarse. Soy un privilegiado”. Las hermanas Arrieta crearon el método que lleva su apellido, basado en la comunicación ocular.

“Tuvimos dificultades, sí, las normales en aquellos tiempos. Nuestras familias no se opusieron, pero tenían sus miedos, y nosotros mismos también; pero pudimos vencerlos”. Ángeles Sierra y David Bibiano, veinticinco años de vida y sueños compartidos. “Quizá lo más destacable es que a ambos nos unía una misma realidad, basada en la percepción de una injusta discriminación, que nos llevó a introducirnos en la defensa de los derechos de las personas con discapacidad, desde una visión rompedora que nosotros llevábamos muy dentro: el derecho a la Vida Independiente”. Esfuerzo y convicción. Ambos con polio.

Y ahí está el otro lado: la maternidad. Se enamoró de Hilario y quedó embarazada, lo buscaron. “La relación con mis hijos es muy buena, son conscientes de lo que puedo hacer”. La asistencia, entre la Ley de Dependencia y el bolsillo. Virginia Felipe nos comenta: Soy madre de dos niños: Sofía de ocho años y Gregorio de cuatro. Soy la primera afectada de Atrofia Medular Espinal, tipo 2, que ha sido madre en España, y la segunda en el mundo”. “Ser madre es un derecho de cualquier mujer, pero en cuanto hablamos de mujeres que tienen diversidad funcional el tema puede llegar a convertirse en tabú. Sigue existiendo una fuerte resistencia familiar como de la sociedad por la supuesta incapacidad de estas personas para poder cuidar de un hijo”. María Pilar Porras, miembro del Instituto Universitario de Integración en la Comunidad, va contrastando normativa con realidad. La adopción, inviable: por el Convenio de La Haya se exige a los padres una “salud” perfecta.

Estrella Gil, autora de Maternidad adaptada y Diario de una mamá canguro, ha abierto un camino sin vuelta atrás: “No me voy a perder en batallitas; Internet fue mi gran aliado para encontrar pareja. Es un amor totalmente nuevo, desinteresado, animal, que te nace de dentro con tal fuerza que duele. Mamá, tú puedes  –le dijo su hijo con dos años–. Es una experiencia muy especial llevar a tu hijo pegado a ti obedeciendo a tu instinto. Al utilizar silla de  ruedas, este porteo debe ser adaptado a mis circunstancias y no en todas las etapas de crecimiento del niño fue fácil”. Parálisis cerebral, 90% de minusvalía. “Mi madre dio un grito que aún resuena en mi memoria. El resto muchísima felicidad por todas partes, hasta por quienes ni conozco”, me comentaba Irene Villa recordando su reciente embarazo. “¡Creo que voy a tenerle que llevar con arnés! Me preocupa que salga corriendo y no poder ir detrás, pero otras amigas con discapacidad dicen que tienen un sexto sentido y no se separan de la silla o la muleta”.

Existen sin embargo otras necesidades. José Manuel Mancisidor Olaizola, Budy, relata en su libro Tengo parálisis cerebral. Pero no estoy enfermo: “El sexo lo he intentado vivir como algo normal. Fue una experiencia muy bonita. Uno de los amigos se encargó de tantear la situación. Se fijó en cómo me miraban, en cómo reaccionaban al verme así, en silla de ruedas y muy tocado físicamente. Creo que tuvo muy buen ojo, porque la mujer que se acostó conmigo me trató muy bien, con mucho cariño y respeto. Luego nos dijo que tenía un hijo autista y entendía perfectamente lo que yo quería y sentía”.

Violencia doméstica –y no solo sexual–, embarazos y partos nunca deseados, o situaciones cotidianas vejatorias, podrían evitarse con una asistencia personal imprescindible: “No tengo hambre, ni tengo sed. Cuando no puedo más, me orino encima”. Cuando la familia ya no puede, queda la residencia. A Marga le tocó la lotería: diecinueve horas de asistencia en un principio, piso domotizado, emancipación. “Seré una profesora lo más noble y consecuente posible, pero me preocupa cómo me moveré por las escuelas”. ¡Sería tan sencillo rendirnos a la evidencia del amor!

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", jueves 14 de febrero de 2013).

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