Vuelva usted mañana
El Pobrecito Hablador, heterónimo de Mariano José de Larra, no disponía de las tecnologías de ultimísima generación con las que tanto disfrutamos y padecemos los mortales del siglo XXI. Sin embargo, no me cuesta en absoluto imaginármelo redactando una de sus brillantes y habituales sátiras sociales sentado al teclado de un portátil cualquiera. Es como si lo viese. La realidad supera a la ficción.
No suelo descargarme aplicaciones informáticas por mi cuenta. Pero necesitaba ver unas películas para cierto trabajo y lo intenté. Me pedían el número de móvil. Probé con otra página gratuita: lo mismo. Así hasta tres o cuatro. Efectivamente, al poner el numerito te enviaban una clave, y así pude bajarme el programita. Todo altruista, claro. Eso sí, la película que más me interesaba no estaba en el listado: escasa audiencia.
Al día siguiente, sin comerlo ni beberlo, comencé a recibir mensajes de esas páginas web. Uno tras otro, día tras día, día y noche, a cualquier hora. “Usted está disfrutando del servicio…”. ¡Qué extraño! Pero bueno, los miraba, los iba borrando porque no me ocupasen memoria en el buzón. Desconectaba el móvil por las noches. A mí qué.
¡Qué bien despreocuparse de todo en vacaciones! Hasta Dios descansó el séptimo día. Pero existe el octavo: “Y en este día octavo vivimos y crecemos: / amamos, sufrimos, nos morimos y, entre / tanto, algunas veces esperamos” (Manuel Pinillos). Y en ese octavo día me llegó la factura telefónica. ¡Desorbitada! Un error sin duda, a no ser que…
Fuimos a una tienda de la compañía. –Un fraude muy habitual: son números “premium”. ¡Me habían cobrado los mensajes recibidos! –¿Quiere bloquearlos en adelante? –Claro. ¿Pero me devolverán la cantidad? –Difícil, son cuatro números diferentes. Reclame en la Oficina del Consumidor.
Ruedas para qué os quiero, allá que fuimos. La más cercana, la de Universidad. –Lo siento, no me quedan impresos. Se lo hago en el ordenador. ¡Vaya, no hay tinta para imprimirlo! ¿Puede venir mañana a El Rabal? En El Rabal: –¡Qué extraño! Ayer sí teníamos tinta, hoy tampoco imprime. ¿Podría pasarse mañana por nuestra Oficina de San José? Logramos a la enésima poner la reclamación.
Mi móvil, un modelo básico para personas mayores y con diversidad funcional, carece de Internet. ¿Cómo lo escribiría Larra? Yo lo he vivido así.
María Pilar Martínez Barca
(Herado de Aragón, "Tribuna", "Día a día", martes 10 de septiembre de 2013).
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