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La lampara encendida

Se hace camino

Se hace camino

No hablaré de polémicas ni leyes, pese a tratar de la nueva Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social (Ley General de Discapacidad): refundición de otras tres normativas anteriores: Ley de Integración Social de Personas con Discapacidad (LISMI, 1982); Ley de Igualdad de Oportunidades, no Discriminación y Accesibilidad Universal (LIONDAU, 2003), y Ley por la que se establece el régimen de infracciones y sanciones en materia de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal (2007). El texto, sazonado con sabrosas especias de la Convención de la ONU de 2006, lo aprobaba el Gobierno el pasado 29 de noviembre.

Según dice un amigo, hemos ido abriendo sucesivas esferas: la de salir de casa, la de la formación, la del empleo. Y es un gozo leer en el Artículo 2 de la nueva Ley Definiciones como estas: “Discapacidad: es una situación que resulta de la interacción entre las personas con deficiencias previsiblemente permanentes y cualquier tipo de barreras que limiten o impidan su participación plena y efectiva en la sociedad”. “Igualdad de oportunidades: es la ausencia de toda discriminación, directa o indirecta, por motivo de o por razón de discapacidad”. “Vida independiente: es la situación en la que la persona con discapacidad ejerce el poder de decisión sobre su propia existencia y participa activamente en la vida de su comunidad, conforme al derecho al libre desarrollo de la personalidad”.

Se contempla la atención sanitaria y el sistema médico-preventivo-rehabilitador; el respeto a la autonomía y la dignidad; la educación inclusiva; el empleo –ordinario, protegido, autónomo–; diversas formas de discriminación, directa o indirecta, por asociación o por acoso… Pero se obvia por elemental uno de los ejes de la Convención: “Las personas con discapacidad tengan acceso a una variedad de servicios de asistencia domiciliaria, residencial y otros servicios de apoyo de la comunidad, incluida la asistencia personal que sea necesaria para facilitar su existencia y su inclusión en la comunidad y para evitar su aislamiento o separación de ésta” (Art. 19.b). ¿Cuándo se caerá del guindo? Resulta más barato que residencia.

“Al andar se hace camino, / y al volver la vista atrás / se ve la senda que nunca / se ha de volver a pisar” (Antonio Machado). Ojalá que los niños no vuelvan a ser privados de la escuela en común con otros niños; ni que vuelvan a darse tantos tratos vejatorios por motivos de discapacidad, más frecuentes de lo que sale en las noticias. ¿Hasta cuándo remiendos en odres nuevos?

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "La columna", miércoles 4 de diciembre de 2013).

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