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La lampara encendida

Intereses creados

Intereses creados

Lazarillo de Tormes

Foto: aventurasaber.blogspot.com

“Mejor que crear afectos es crear intereses”. No estamos en el siglo XVII, un país imaginario, donde se desarrolla Los intereses creados (1907) de don Jacinto Benavente; pero la picaresca sigue de rabiosa actualidad. El rufián Crispín convence a su amo Leandro, y a unos cuantos secuaces sin un céntimo, para hacerse con el oro y con la hija del rico Polichinela.

La Lozana Andaluza, Don Quijote de la Mancha, La vida del Buscón don Pablos, El Guzmán de Alfarache, Rinconete y Cortadillo, El Licenciado Vidriera, La pícara Justina… No, esto no es el “Un, dos, tres”, solo intentaba recordar. ¡Ah!, se me quedaba en el tintero El Pequeño Nicolás. A ese no lo dimos en la carrera. Y es que eran otros tiempos. Estábamos en plena transición, esperanza de cambio, alegría juvenil.

“… Vengo a imaginar que todo cuanto me dice de caballerías, y de alcanzar reinos e imperios, de dar ínsulas, y de hacer otras mercedes y grandezas, como es uso de caballeros andantes, que todo debe de ser cosa de viento y mentira”, responde Sancho Panza a su Caballero. Mentira, pero no viento. Viajes de placer a costa de los súbditos, naciones –ya no islas– que se sacan de la manga como por arte de birlibirloque, juicios de compraventa, querer ganarse un reino por una bonita imagen en televisión… La cabeza parlante o las bravuconerías de Pedro del Rincón y Diego Cortado serían nada comparadas con nuestro siglo XXI. La realidad supera a la ficción.

“En este tiempo vino a posar al mesón un ciego, el cual, pareciéndole que yo sería para adestrarle, me pidió a mi madre, y ella me encomendó a él, diciéndole cómo era hijo de un buen hombre […] y que le rogaba me tratase bien y mirase por mí, pues era huérfano”. Un asistente personal en toda regla. La vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades fue impresa, en sus cuatro primeras ediciones conservadas, en 1554.

Muchos pícaros siguen proviniendo de un origen bajo y amoral, aunque vistan vaqueros o corbata. Pero lo imperdonable es que echemos en falta a un lazarillo que sea nuestras manos y nuestros pies; cuando institucionalizarnos en cualquier centro resulta más gravoso al erario público.

¡Intereses creados!

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 14 de noviembre de 2014).

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