La nueva democracia
Las cosas van cambiando. Mucho ha tenido que llover de “El Estado soy yo” de Luis XIV a la filosofía insurrecta de ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel.
Treinta y nueve candidaturas se presentan a las elecciones europeas. Rompedoras las más: VOX, Recortes Cero, Primavera Europea o Podemos. Partidos para todos los gustos y colorees, adaptados y adaptables a cada hijo de vecino. Y un hermoso deseo en común: que el poder resurja y se regenere de abajo para arriba, y no al contrario. ¿Utopía? ¿Realidad cercana?
Ciutadans ensaya una nueva democracia, del pueblo para el pueblo, más allá de revanchas y nacionalismos. Y hace poco veíamos en la Sexta a Jaume Martorell, representante de la Agrupación de Electores de Discapacitados y Enfermedades Raras y pentapléjico –tetrapléjico con prótesis para respirar–; junto a un verdadero popurrí de casos desasistidos que congelan la médula. Escribe Jaume en su blog, Cajón desastre: “La ley de dependencia conforme ha estado funcionando hasta ahora ha ayudado un poco, pero hace falta mejorarla, y que se base en la prestación de servicios y no tanto de dinero”.
Podemos ha reinventado el círculo, inteligente método de participación ciudadana, y Podemos Discapacidad es un círculo más. “La sociedad no sabe que hacer con nosotros, si somos enfermos, locos… El cuerpo se ha convertido en una metáfora del sistema social”, analiza Beatriz Jimeno, activista y diversa. Pablo Echenique, quinto en la candidatura, pone los puntos sobre las íes “La tasa de discapacidad en hogares con menos de quinientos euros al mes es del treinta por ciento. En hogares de más tres mil, es del cuatro por ciento”. La discapacidad encarece la vida.
Christian Peribáñez, en el segundo volumen de Crónicas Parlamentarias, editado por las Cortes de Aragón, recogía: “Veo a no pocos diputados bostezando […] El palco en el que me han situado es de lo más indiscreto y puedo cotillear los ipads y los portátiles de quienes tengo más próximos”. La horquilla electoral apunta al rojo y al azul. El gobierno del pueblo va por otros caminos. Si Platón, Aristóteles o el utópico Tomás Moro, levantaran la cabeza… no entenderían nada de Internet.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El meridiano", miércoles 14 de mayo de 2014).
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