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La lampara encendida

Historia Sagrada

Historia Sagrada

Foto Roger Navarro/Heraldo

Así se llamaba por entonces a la enseñanza religiosa. Autodidacta en mi propio domicilio, antes de acceder al Bachillerato a través del INBAD, todavía pude ver el rótulo de esa asignatura en los libros de Ingreso de mi padre –últimos cursos de Primaria y primero de Secundaria más o menos de ahora–. Adán y Eva, Caín y Abel, Sansón, David y el gigante Goliat… Algunos de los dibujos que recuerdo.

Antiguo Testamento, pero también los Evangelios, junto a las Tablas de la Ley y las virtudes cristianas. Así es cómo mi madre se ganó en la escuela del pueblo el juego de “Los Pecados Capitales”, tablero La Oca a lo divino. La genética influye tanto como la educación sentimental.

Sin actualizan el Paraíso, ¿cómo saborear la Anunciación de Fra Angélico en las clases de COU de la profesora Rosa Palacios? ¿Y a Vicente Aleixandre en la poesía de posguerra? ¿Cómo entender el Polifemo de Góngora sin habernos metido mínimamente en Las Metamorfosis ovidianas? Verrocchio, Botticelli, Rubens, Giotto, Bernini… o tantos autores medievales, renacentistas, de los Siglos de Oro o del Barroco. ¿Podríamos rozarlos siquiera con la punta del alma o la curiosidad?

Derogación de la Ley Wert, implementar una nueva disciplina: “Valores cívicos y éticos”; quitar las reválidas de final de ciclos… Yo sigo defendiéndome en mis cuentas sin calculadora ni ordenador. La memoria también es importante, junto a la comprensión. Los padres antes que el Estado, y antes los profesores. Si no, los ciberataques y el transhumanismo, del que hablaba Rosa Montero, nos vienen más veloz que un patinete.

Viajamos y los jóvenes no saben explicarse la musculatura ni las barbas de Moisés. Ni los pasos castellanos y andaluces. Ni los ricos abalorios-lágrimas de las vírgenes de Sevilla. O el Cristo tenebrista y bellísimo de Zurbarán.

De La Sagrada Familia a Aránzazu, estamos en peligro de confundir reiki y quiropraxia con milagros, y ver la guerra santa como normal. Latín, romance riojano precastellano y euskera, ¿son óbice para que La Rioja hable vasco? “Háganos Dios omnipotente / hacer tal servicio que / delante de su faz / gozosos seamos” (Glosas Emilianenses). La cultura es acervo espiritual.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El Meridiano", viernes 16 de noviembre de 2018).

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