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La lampara encendida

Ondas paralelas

Ondas paralelas

Foto Asociación Aragonesa de Escritores

            Nunca me enamoré de un hombre. Sí de su eco y su sombra.

            Esa mañana me llamaron de la radio, a hablar de mi nuevo libro, Sombras del corazón. Hacía tiempo que había superado los nervios de la primera vez, y me sentía cómoda en un estudio. Me veía ir rodando de voz en voz, como una pelota de trapo de colores. Era muy divertido.

Pero aquella mañana iba a ser especial.

            Su gravidez, la gravedad de sus cuerdas vocales, lo cálido que se iba tornando el habitáculo, de impersonal a íntimo. Me perdí en las modulaciones de su voz, apenas comprendía las preguntas.

            ¿Qué-ha-que-ri-do-ex-pre-sar-con-es-te-ti-tu-lo?

            Creo, me parece recordar, que me explayé en lo humano y lo divino. Las tinieblas que preceden a toda creación, el magma del no ser, la llamarada súbita, la primera ternura involuntaria, el desperezo de los párpados, el asombro de un niño, la atracción molecular de un espíritu hacia otro, el embeleso de las mentes, la ceguera, la comprensión del todo, el ser esférico, la noche hermosamente oscura…

            Lorenzo me miró, esbozó un rictus de sonrisa. Su voz, y con ella su eco y la prolongación de su persona, se quedaron inertes por un instante que se me hizo eterno. Creí haberlo perdido para siempre.

Es-us-ted-un-ar-ti-fi-ce-del con-cep-to…

            No escuchaba. Me quedé enredada en los hilos, en la tela finísima, en la malla ingrávida, de su eco. Me perdí, me encontré a mí misma en el centro reflectante de su voz.

            Su sombra me enamora.

María Pilar Martínez Barca

(Aragón Radio - Asociación Aragonesa de Escritores, con motivo del Día Mundial de la Radio, 13-2-2019).

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