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La lampara encendida

Agorafobia

Agorafobia

Foto Unsplash / Heraldo

De ágora, ‘espacio público’, más fobia, ‘pavor’. Algunos niños prefirieron salir a la calle el pasado domingo, como a ciertos adultos les sucederá a partir de mañana. Y es que casi cincuenta días confinados dan para muchos pensamientos y muchas noches.

Han sucedido demasiadas cosas durante esta extraña estancias dentro de un cascarón no siempre confortable. Duelos sin despedidas, soledad sobrevenida de la noche a la mañana, mesas de teletrabajo y guardería compartidas, tensiones familiares, aplausos y canciones en el balcón, videollamadas con parientes lejanos, nuestros padres o la propia pareja. Escenarios de lo más inhabitual.

Y ahora que nos invitan a salir nos entra ese recelo comprensible. ¿Miedo a lo desconocido? Pasear con los hijos, la mujer o el marido, ir a la peluquería o pedir una pizza a domicilio, ¿no lo hacíamos antes? Quizá el temor venga de la incertidumbre: ¿Cuándo nos sentaremos a un café? ¿Podremos ir al cine sin que un huésped insano nos perturbe? ¿Y visitar a los abuelos?

Puede que la incomodidad venga del traje que sin duda va a imponerse esta primavera: mascarilla-antifaz más guantes protectores, cuando más aprieta el calor. Y la desinformación contradictoria: No reabrir los colegios, excepto para los niños cuyos padres trabajan. ¡Pero si trabajamos todos! Ya en la primera fase funcionarán hoteles, ¿y que para qué turistas interprovinciales? ¿Con un 30% del aforo pueden pagarse los impuestos?

Aunque no nos engañemos, lo que más nos preocupa es la salud. Una salud perdida –aparte del origen, todavía incierto– por haber llegado tarde, por tomar las prevenciones imprescindibles, porque esto ya parece más una guerra de precios y de poder, que de sanidad pública universal. Y miedo a un futuro que nos va a resultar a todas luces desconocido: desempleo, miseria, falta de abrazos… No, no nos reconocemos.

Y la amenaza, la permanente espada de Damocles sobre nuestra cabeza y la de los seres más queridos. ¿Por qué no las pruebas necesarias? ¿Quién controla? Porque esa es otra: ¿Aprovechando que no se abre la escuela, suprimir los centros especiales?

“Nueva normalidad”, expresión acuñada por el presidente Xi Jinping, que propugna el progreso del país, liderazgo absoluto y control central. No somos todavía China, ni Venezuela.

María Pilar Martínez Barca

(Heralo de Aragón, "Tribuna", "El Meridiano", viernes 1 de abril de 2020).-

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