Las hijas de la guerra
Foto: Sawa O Pagnya. La chica del triciclo es Carine Tokoua, que lograría estudiar, hacerse cantante y editar un single.
Me impresionó una exposición de National Geographic en el Centro Óscar Niemeyer, de Avilés. Unas niñas con colores vistosos ante la silueta de mujeres de negro, cubiertas con burka. Título: “Lo que viene”.
No hace mucho, se cumplían dos años del secuestro de 234 alumnas en el colegio de Chibok, al norte de Nigeria. El nombre del grupo extremista lo dice todo, Boko Haram –“la educación no islámica es pecado”, en lengua autóctona–. Un reciente vídeo de la organización muestra a varias de las jóvenes junto a su portavoz, Naomi Zakaria: “Estoy hablando el 25 de diciembre de 2015, en nombre de todas las niñas de Chibok y estamos bien”.
En marzo se detenían en Camerún a dos adolescentes cargadas de explosivos, una de ellas al menos relacionada con las secuestradas. Camerún, un país directamente conectado con Aragón en su atención a las personas con discapacidad, a través de la Red AfricAgua, la asociación Sawa O Pagnya y su fundadora, Hermine Vanessa Essiben. “En Camerún, tener un hijo con discapacidad es una maldición. Las niñas y las mujeres son las peor paradas. Se les hace de todo, se las viola…”. Este sábado, a las 18, hay un concierto solidario a favor de Sawa O Pagnya en el Centro Cívico Delicias.
La situación se ha radicalizado. Según Amnistía Internacional, muchas de las chicas han sido obligadas a asesinar: “Mataron a hombres cristianos. Los combatientes de Boko Haram les obligaron a tumbarse, y las niñas les cortaron el cuello”. O a contraer “santo” matrimonio: “Volvieron con cuatro hombres y les cortaron la cabeza delante nuestro. Dijeron que eso le pasaría a cualquier niña que negara a casarse”.
Excelentes profesoras del Corán, a niñas y mujeres incapaces de recitarlo las azotan o lapidan. Sin discriminación: “Un joven de 15 años de Bama, liberado por Boko Haram debido a su discapacidad, fue testigo de diez lapidaciones: Lapidan los viernes. Reúnen a los niños y les piden que arrojen piedras”.
Niñas guerreras. Ya lo ha dicho Malala, “Si estas niñas fueran hijas de padres influyentes política o económicamente, mucho más se habría hecho para liberarlas”. El poder es poder.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 6 de mayo de 2016).
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