Adiós a los que se quedan
Foto Antón Castro / Julio Sánchez Millán.
“¿Qué me dice si le digo que la poesía es una actividad inútil, dado el comportamiento de la sociedad?”. 29 de enero de 1995, al día siguiente presentaba Flor de agua en la Biblioteca de Aragón, Joaquín Carbonell vino a hacerme una entrevista a casa. Su ironía y cercanía se dejaban sentir.
Más de veinte años desde aquel recital histórico en el Teatro Principal, junto a José Antonio Labordeta, La Bullonera, Renaxer… Sería en los 80 cuando con mis amigos despertaría al mundo, a las reivindicaciones, a la canción popular aragonesa. Atrás quedaba el colegio San Pablo de Teruel, con Federico Jiménez Losantos, Manuel Pizarro, Carmen Magallón o Pilar Navarrete, y Labordeta, Eloy Fernández Clemente y José Sanchís Sinisterra como profesores. Y mucho más atrás, la España vaciada de su Alloza natal. “Esta es la historia, señores, / de las minas de carbón. / El carbón es todo negro. / Y rojo mi corazón”.
Camarero en Sitges en los veranos, molinero de aceite en los duros inviernos turolenses… “Ordeña la oliva desde la escalera, / con los dedos rotos de la ventolera, / con los dedos rotos de la llegadera”. Cantautor, periodista, botones de hotel, vendedor de cursos de idiomas, empaquetador de best sellers, ¿poeta?, ¿novelista?, entrevistador, mozo de bolera…
“Me gustaría darte el mar, / todo ese mar que no conoces, / todo ese mar que no has bebido, / y hace más seco tu camino / de piedras sordas y de espinos”. No le costaría saltar a la canción, desde su armónica de los nueve años a la gloriosa etapa de instituto, la Zaragoza de final de los 60, los festivales de cine de La Seo, la radio. Más de 200 canciones.
Sus maestros, su padre, los tebeos y Brassens. Entre sus 15 libros, El Pastor de Andorra, Pongamos que hablo de Joaquín o Querido Labordeta. “Yo nací en un parto sin doctor / una noche de vendaval. / Cuando abrí los ojos me iluminó / un asombro mineral”. Medalla al Mérito Cultural 2019. Medalla de oro en reconocimiento a una trayectoria profesional 2020.
El sábado comenzábamos la temporada del Teatro Principal con Miguel Ángel Berna. Al final, la voz en off del amigo ido, recordando a otro amigo: “Esta es la albada del viento, / la albada del que se fue. / Que quiso volver un día, / pero eso no pudo ser”. Me emocione. “Todos los poetas están tocados del coco, señorita”. Nos reímos.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El Meridiano", viernes 18 de septiembre de 2020).
0 comentarios