El tiempo en las manos de un artista
Foto Jorge Gay
Jorge Gay Molins, pintor, poeta, humanista
El tiempo en las manos del artista
Partiendo del paisaje de la infancia, a través de los tiempos que se borran y a la vez permanecen en su pupila, la herida de la sombra y, sobre todo, la luz, que da vida a cuanto contempla, sueña o ama, el pintor nos descifrando sus enigmas creadores, sencillos como el agua o los humanos.
María Pilar Martínez Barca
Lo descubrí en la exposición La ciudad, el amor y los sueños (la Lonja, Zaragoza, 2002). Me cautivó. Nace en la ciudad en 1950 y se forma en Barcelona y Madrid, París, Roma y Venecia. Miembro de Número de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis e Hijo Predilecto de Zaragoza, ha trabajado en diversos edificios públicos y murales religiosos. Flores que semejan pájaros, manos como árboles, peces que terminan conformando la figura humana. Viene exponiendo desde los veinte años.
Ahora, en Los párpados fugaces (Paraninfo de la Universidad de Zaragoza), une su maestría en el dibujo y la pintura a su generosa colaboración con otras artes. El catálogo de la exposición es un excelente poemario, verso e imagen unidos.
Pintura y vida
P. ¿A qué edad comenzó a pintar?
R. Comencé a pintar de niño. La exposición que en la actualidad realizo en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza comienza con un texto que escribí hace ya bastantes años y que explica mi relación con la pintura: “… Uno de aquellos días de verano y vacaciones, en un pueblo color almendra y teja desgastada, una mañana transparente viendo con embeleso como mi padre perfilaba en acuarela los cuervos que revoloteaban la torre de la iglesia, se me reveló la pintura; la capacidad de misterio que tiene el gesto de pintar.
”Aquel ademán preciso que retenía el aleteo de los pájaros, me produjo un vuelco en el corazón, un deslumbramiento. Era un estado entre la impotencia por lo inabarcable de su comprensión y el misterio de ver en un instante el vuelo parado, parado el tiempo, detenidos los pájaros, la hora, la luz… La existencia toda en un trazo. Algo así puede invitarte a pintar toda la vida”.
Mi padre era maestro y un pintor aficionado muy entusiasta. Él, de modo cariñoso y sagaz, me invitaba a acompañarle cuando, por las mañanas, salía al campo a pintar acuarelas. Así empecé a pintar. El lugar al que me refiero era La Codoñera, un pequeño pueblo del Bajo Aragón, en la provincia de Teruel. Allí descubrí la pintura: la luz, el paisaje. Cada cual es del lugar donde descubre esa luz. Entonces se te revela el mundo. El mundo entero se resume en el paisaje que descubres de niño y que latirá en tu corazón cada vez que te pongas a pintar.
P. “Ese gesto remoto es pintura. / Ese mirar antiguo es pintar”. ¿Qué significa este texto al principio de otra de las salas de su exposición?
R. Ese latir de la luz, ese frágil momento de la revelación y de la magia es el que llega a ti preservando la belleza. Nos llega desde “el siempre”, desde la antigüedad. Es el mismo gesto que tiembla en las cuevas de Lascaux o de Altamira. El que atrapa el fulgor de la vida. Por eso el gesto de pintar se remite a aquel momento remoto y mágico que quiso preservar lo eterno. Por eso la pintura es una manera antigua de mirar como digo en el primer poema del libro.
P. ¿Es fugaz la mirada y la obra del pintor? ¿Como el mito de Eurídice?
R. En mi obra suelo hacer narraciones pintadas que ocurren en paisajes imaginados donde rescato el mundo. Ese gesto, esa mirada busca perpetuarse, pero es fugaz el momento, huidizo. Como Eurídice, de ahí la metáfora, puede desaparecer cuando lo miras, cuando intentas atrapar el resplandor del mundo.
El tiempo en los pinceles
P. “Pinto como el de ayer”. ¿Ha evolucionado mucho su pintura a lo largo de los años? ¿Pintaría distintas “Las estaciones” en las diferentes ciudades en las que ha vivido?
R. En mi opinión, el pintor debe ir cargando pasado y, cuando pinta, proponerlo como futuro. Nos construimos desde el pasado, aquel que nos impulsa hacia adelante. Como decía la poeta Ida Vitale, Premio Cervantes 2018: ”No se pierde sin castigo el pasado. / No se pisa en el aire”. Pinto como el de ayer, procurando crecer en cada cuadro, ensanchando el mirar. Pinto para contar la vida, para cantar la vida y celebrarla y hacer con ello un tiempo sin horas ni minutos. Mis paisajes crecen desde ese pasado pero son nuevos: no han existido jamás. En todos ellos siempre conviven el dolor y la luz.
En cuanto a tu pregunta sobre la serie de obras titulada “Las estaciones”, decir que, como toda la exposición, tiene vocación de sinfonía musical. La construyo como un músico hace crecer una sinfonía: con sus adagios, allegros el largo, o presto… Como un paisaje musical donde ocurre de todo, donde pasa la vida, con alegría o quebranto, y donde lo que debe prevalecer es la intensidad; que ese gesto concentrado e intenso conmueva. Esa sinfonía debería ser la suma de todo lo vivido que procuré alimentar en tantas cuantas ciudades viví a lo largo de los años: Venecia, Roma, París; Barcelona, Madrid…Al final todo se hace presente acumulado para hacerlo pintura y darle nueva luz. “Que nunca sea ceniza la luz que nos enamoró”.
P. ¿Es diferente el tiempo de la pintura y de la lírica (escrita)? ¿Cuándo nació la segunda en usted? ¿Ha escrito otros libros?
R. Para mí es un tiempo muy similar: construyo imágenes en pintura y relato imágenes cuando escribo. Siento las dos del mismo modo.
Escribo desde hace muchos años, aunque lo haga de modo algo escondido. “Los fugaces párpados” es mi primer poemario publicado.
P. ¿Y el tiempo del teatro, la danza, el cine, la publicidad…? Una de la sala expone sus colaboraciones con estas otras artes.
R. El trabajo del pintor es esencialmente solitario. Por eso es una alegría, un gozo, que desde distintas disciplinas te inviten a compartir el trabajo de otros y a sumar su obra con la tuya. Es una experiencia muy importante y gratificadora.
Significa romper la soledad y salir del estudio. La danza, el teatro, la música, el diseño: hacer el trabajo en compañía de otros. Sumar esfuerzos y deslumbrarte con su talento. Sumarte para conseguir un fin común es una experiencia hermosa y muy muy enriquecedora, que además te permite hacer amigos cómplices y duraderos.
En busca de la bondad
P. ¿Cómo ve y expresa en pintura el dolor, la fragilidad, la enfermedad, la muerte?
¿Humaniza la pintura?
R. Para calmar el quebranto de los días, el dolor, la fragilidad, el bocado que nos da la sombra, creo que pintar, que ver la pintura, es también un modo posible de entender el mundo, una manera de amar, de cuidar, de guarecer, de ir a buscar el corazón de los humanos y poder apaciguarlo y hasta alegrarlo.
En el poemario, editado con motivo de esta exposición, escribo: ”… suficiente misterio inabarcable es contemplar el infinito océano de estrellas navegando la noche y oír fluir la sangre cabalgando subiendo hasta la almohada, inundando el cerebro mientras tiembla el desconcierto y la cama”.
Para mí ya es prodigio
la llegada de la voz al teléfono.
Colgado en los ojos de la luna:
mientras vivo sueño,
cuando sueño vuelo,
cuando vuelo imagino,
cuando imagino veo,
cuando veo pinto,
cuando pinto vivo,
cuanto pinto amo.
P. todos hemos vivido un tiempo muy duro con la pandemia. ¿Para usted ha significado un parón, o un acicate para continuar? ¿Qué pinta ahora mismo? Háblenos de su próxima exposición.
R. La pandemia es un dolor; un dolor grande que crece, se extiende y multiplica. Ojalá llegue pronto la vacuna. Hoy, creo, todavía no hay distancia para poder abarcarla y describirla. No sé como seré capaz, si es que lo hiciera, de poder reflejarla en un futuro ni si tendré deseo o necesidad de hacerlo.
Mientras, salvo los meses de confinamiento, he seguido trabajando en el estudio, terminando la exposición que ahora presento y preparando las que en un futuro y, si nada lo impide, tengo programadas en Barcelona y Bilbao.
Sigo pintando, y aunque “mugree” el día, como invito en otro poema del libro, procuro no olvidar los sueños que me hicieron fuerte ni el brillo que iluminó la infancia. Aunque cada día parezca más difícil.
SUMARIOS
“El mundo se resume en el paisaje que descubres de niño”
“Que nunca sea ceniza la luz que nos enamoró”
“Para calmar el quebranto, el dolor, la fragilidad, el bocado de la sombra, pintar es también una manera de amar”
(“Jorge Gay Molins_ pintor, poeta, humanista. el tiempo en las manos del artista”, Humanizar, N.º 174 --Madrid, enero-febrero 2021--).
0 comentarios