Querido Antón
Foto José Miguel Marco / Heraldo
Todos hemos pasado por tus manos. Bien jovencitos éramos cuando viniste por primera vez a casa para aquella reseña de Epifanía de la luz: “Palomas de silencio para habitar la memoria”. Llevabas apenas 10 años con nosotros.
Habías dado ya a la luz Mitologías y estabas a punto de editar Los pasajeros del estío y El corazón desbordado, de Julio Antonio Gómez. No tardarías mucho en comentarme sobre un proyecto ilusionante que iba a remover los cimientos culturales de Aragón: “Imán”, suplemento de El Día. ¡Mi primera nómina como colaboradora periodística! –aún guardo los recibos en mi mesilla de noche–.
Bestiario aragonés, Aragoneses ilustres, Veneno en la boca, El testamento de amor de Patricio Julve, El álbum del solitario… “Deberíamos estar siempre ebrios, eso es todo. Para no sentir la terrible carga del Tiempo, que nos destroza la espalda, es necesario embriagarnos sin tregua” (Vino del mar). Solo un caminante de tu altura, de Santa Mariña de Lañas-Arteixo (La Coruña) a nuestro cierzo, puede seguir andando en otros pies.
“Rayuela” o “La Cultura” en El Periódico de Aragón, “Borradores” en Aragón tv… Aquella entrevista con Ana Catalá sería inolvidable. Y es que tú no solo transparentas esa red de inter conexiones culturales que bulle en tu cerebro, sino que donas vida y vas creando lazos de amistad de persona a persona.
De Flor de agua a Se está muy bien aquí, mis estudios de Manuel Pinillos o La manzana o el vértigo, me fuiste conociendo muy por dentro. Acaso porque mi ansiedad y mis momentos de paz rozando casi el éxtasis eran también los tuyos. “Sé dónde estás y qué ves. / Puedo imaginarlo muy bien: / ese océano verde, ahogado por un cielo / gris y melancólico, el campo abierto / hacia un horizonte interminable” (Cazador de Ángeles).
En “Artes y Letras” de Heraldo de Aragón fui juez y parte muchas veces, llevada de tu mano generosa. Antonio Colinas, Rosa Montero, Antonio Gamoneda, Olvido García Valdés… ¿Recuerdas cuando, en otra de tus entrevistas, describiste la relación de amor-ausencia con mi padre?
Maestro, amigo… siempre estuviste ahí. “Es la ciudad de mi vida, de mi memoria, de mi formación. Me gusta hasta la locura del cierzo”. Antón querido, hijo adoptivo ya para siempre de Zaragoza, y de nuestro corazón.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 9 de octubre de 2022).
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