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La lampara encendida

"Balconing"

"Balconing"

Foto: vídeo de archivo en el que un turista se tira a la piscina desde el balcón de una habitación de hotel en 2010 (El País).

“Horror vacui”. ¿Por qué se dice amor cuando se quiere decir sexo? Jóvenes europeos –alemanes, italianos, daneses…– parecen no tener pánico al vacío en nuestras playas baleares. ¿O quizá sí?

Analizaba el doctor Enrique Rojas este nuevo fenómeno. ¿Por qué hincharse de alcohol hasta las cejas? ¿Por qué necesitan la droga? ¿Es una moda que están importando los turistas? Paradójicamente, hablaba de vacío, de soledad desde muy pequeños.

Casos sin duda extremos. Pero me hizo pensar. ¿Cómo se comportan los chavales de nuestro propio entorno? Esos bebés encantadores que ayer veíamos nacer, hijos, sobrinos, niños de nuestros amigos, se nos hacen extraños por momentos. Aislados en su Play, parecen no saber comunicarse, antes tan parlanchines.

Pueden ser unos chicos responsables, podemos haber estado siempre pendientes de ellos. Pero ha llegado su tiempo de salir en pandilla, de autodefinirse frente a los adultos. Y el grupo tira. El escritor José Jiménez Lozano –Premio Cervantes 2002– describe y justifica casi, en su novela Carta de Tesa, cómo es el grupo quien manda abusar de la indefensa profesora. No es algo fortuito.

El experto psiquiatra señalaba otro posible componente: la ausencia de valores, la ley del mínimo esfuerzo por costumbre, la falta de horizontes y listones que ir superando día a día. Ni el ipad ni la tablet son lo más apropiado para memorizar ortografía; ni es requisito rigurosamente imprescindible aprobarlo todo para pasar de curso. Es como si faltasen coordenadas en esa fase de maduración de la mente y el cuerpo.

Pero las relaciones humanas no son sencillas, y empiezan los problemas. Se necesita apoyo: bebida, sustancias que desinhiban, que no te dejen como el tímido del grupo. Que borren el horror al vacío e impulsen a dar el salto, un Ícaro sin alas o un Superman sin superpoderes. El Código de Buenas Prácticas del Consejo Asesor de Turismo balear prohíbe ya entrar borrachos al hotel o tirarse a la piscina al estilo “puenting”, en caída libre. Solo faltaba el “sexting”, grabarse como un juego en poses más que eróticas con destino a las Redes.

¿No tenemos bastante con volvernos locos los adultos? ¿Qué herencia les dejamos?

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 8 de agosto de 2013).

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