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La lampara encendida

Reino Playmobil

Reino Playmobil

Foto:tectonicablog.com

Azules, rojos, morados, chocolate, naranja, gris o verde. Los hay de todos los colores. Y ahora que la cromoterapia –o colorterapia– parece estar de moda, seguro que tiene su sentido.

El rojo, según dicen, es el color de la fuerza, de la vida y la sangre, el más enraizado en la tierra. El morado es más espiritual, mucho más relajante; para ambientes íntimos. El azul, como el verde, entra en la escala trascendente, de la comunicación a la esperanza. Marrones o achocolatados y naranjas van más unidos al rojo. ¿Dónde queda el gris?

Me refería a esos personajillos, los Playmobil, que tantas veces regalé a mis hermanos –no tanto a mis sobrinos, que ahora con la tablet y el smartphone se entretienen más–. Había de todos los colores, oficios y mareas: de la marea blanca y de la verde, amarilla, naranja… y con sus accesorios, silbatos incluidos. Desde reyes o príncipes, soldados y futbolistas a bomberos –qué bien vendrían ahora para apagar los primeros incendios y las tormentas que se avecinan–; o albañiles, mucho antes de la burbuja inmobiliarias. Después crearían las enfermeras, en una sociedad todavía sexista.

Y luego tenían su castillo, su casita con garaje y jardín, su rancho americano, su embarcación, su caballo, su moto… y hasta algún portal de Belén que veía las pasadas navidades –no sé si quedarán–. No recuerdo si entre esos muñequitos de pequeña estatura había algún político. Juraría que no, porque entre el juego de estos no encaja muy bien la teoría de conjuntos ni la terapia del color. Por ejemplo, el azul debería conjuntar con morado y verde; los colores terrosos, con el rojo, anaranjado y gris. ¿Será que se olvidaron las matemáticas y el sentido y bien común?

El azul aparece desterrado del mapa. Y los demás colores parecen conspirar unos con otros, como en una de aquellas travesuras de la Bruja Avería. Mientras el naranja hace de bisagra en las puertas del castillo misterioso. ¿Azul con rojo? ¿Pero rojo con morado? La Historia se escribe muchas veces con renglones torcidos.

Cuando lean esto, ¿habrán jugado bien el blanquiazul y el rojiblanco? Horst Brandstätter, el “señor Playmobil”, lo miraría con ojos de niño emprendedor.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 12 de junio de 2015).

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