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La lampara encendida

No comulgo

No comulgo

Foto: elmundo.es

Volvamos a la RAE. “Dar la sagrada comunión a alguien”, o “recibirla”; y también “coincidir en ideas o sentimientos con otra persona”. La primera acepción, muchos estarán de acuerdo, va tomando sabor a pan y vino rancios, de esos que cobran calidez con el tiempo –por lo minoritario y selecto, casi friki–. Aunque algunos teólogos, creyentes de a pie y guías orientales vean un renacer espiritual en plena noche.

Con los pies en la tierra, sin embargo, es más raro y difícil todavía comulgar con ciertas ruedas de molino. ¿Coincidir con quién? ¿Con qué tendencia? ¿A izquierda o a derecha? ¿Qué dirección exacta lleva al centro? Mucho más trabajoso, cuando un camino se bifurca en mil vericuetos y trochas sin final.

“¿Se imaginan a mi niña jugando por el quirófano mientras yo intento operar? No me concentraría. Tampoco es el ambiente idóneo para una niña”, leía el otro día en Facebook. Un bebé en el Congreso no garantiza derechos sociales, ni flexibilidad laboral a sus papás. ¿Una ley sobre rastas y formas de vestir tercer milenio? O de magas barbadas con pajes arlequines.

Más allá de los gestos, los números, exactos, enteros o racionales, tampoco cuadran. Dos más dos no son cuatro. Ni en el país de Alicia, ni en el mundo del revés, la suma de los votos era proporcionalmente inversa a poder gobernar. Intentar presidir la nación y pactar con propuestas independentistas lleva en sí directrices diametralmente opuestas.

Mientras, los desempleados, la huelga de autobuses, la no asistencia a dependientes, la situación del Zaragoza o un posible ataque yihadista, quedan en segunda. Demasiado batiburrillo y lucha de intereses al desnudo, sin pudor.

En esa torre de babel, y según sople el cierzo en los próximos meses, igual es mejor volverse a la noche oscura de San Juan o al nirvana. Que por mistérico y enrevesado que parezca algo se entenderá. Y si no, siempre queda el exilio interior. Tras la muerte de Miguel de Unamuno, en arresto domiciliario, Antonio Machado hablaba ya de dos Españas. ¿Cuántas serían hoy?

Pero movamos pieza. En hora catalana, no comulgo.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 22 de enero de 2016).

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