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La lampara encendida

El hombre del sombrero

El hombre del sombrero

Foto: http://fahrenheitmagazine.com

A los niños de mi generación nos asustaban con el hombre del saco. Mientras que del sombrero del prestidigitador salían ramos de flores, pañuelos de colores y hasta palomas. Ahora un sombrero y unos guantes pueden cubrir corazones perversos y cabezas desequilibradas, que pulsan detonadores en el aeropuerto o el metro; y antes piden subsidios de desempleo o bailan en fiestas nocturnas, con rostros y nombres maquillados.

A veces, el sospechoso del sombrero secuestra aviones, bajo excusas sentimentales que nadie termina de creer. En Madrid, alarmas informáticas desalojan estaciones. Y en París se sigue deteniendo a sujetos que almacenan arsenales, pasaportes de mentira y contactos que dan más que pensar. ¿Qué restos se ocultaban bajo la lápida del magnate Donald Trump, homónimo del candidato, en el Central Park de Nueva York? Ni aun en las “masacradas” ruinas de Palmira.

Misterios y odios atávicos que hacen trizas la paz. Como el pasado Domingo de Resurrección, en un parque de atracciones de Lahore, en Paquistán: 372 víctimas, entre heridos y asesinados, 29 niños. “Solo queríamos matar a hombres cristianos, no a niños”, se disculpaba el grupo talibán. Lo más sádico, los ogros con sombrero que se tragan a peques.

“Decapitan a una niña de tres años en presencia de su madre en Taiwán”. Pongamos nuestro sombrero a remojar… En Japón, una adolescente de quince años logra liberarse de su secuestrador –este, tras dejarla escapar, termina hiriéndose en el cuello–. Y aquí en Málaga, un padre alcohólico abandona en el coche a su hija de siete. Tragedias las dos últimas “con final feliz”; no como los masajes en pisos y peluquerías madrileños, que ocultaban trata de mujeres.

La aragonesa Eva Anadón ha sido deportada de Mozambique por defender los derechos de las niñas. “Para desarrollar una mente creativa hay que formar a los niños en música, dibujo, teatro; en humanidades como la filosofía porque si no cómo vamos a discurrir y opinar en contra de algo”, declaraba Teresa Ramón, Premio Aragón-Goya 2015. Como para quitarnos el sombrero.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 1 de abril de 2016).

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