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La lampara encendida

Perder el paraíso

Perder el paraíso

Foto: wikipedia.org

La Palma, Orense y Pontevedra, El Castillo de las Guardas, Valle del Jerte, Tafalla. Y aquí en Aragón, entre Fornillos y Apiés, Ejulve, La Puebla de Híjar… Lugares idílicos o cotidianos que, por mala gestión, descuido, una colilla o un papel higiénico, cuando no fuegos fatuos provocados, pueden desaparecer en unas horas.

Sin embargo, parece que nos duele mucho más cuando no comprendemos, o lo que es lo mismo, aquello que se aleja de la razón o sinrazón humana. ¿Reconstruir L’Aquila tras siete años de devastadores erremotos? No alcanza nuestra mente a explicarse la muerte de los veraneantes de Pescara del Toronto, Accumoli o Amatrice. Ana Huete, que regentaba con su novio el establecimiento Pizza Roma, en el centro de Granada –colaboradores del proyecto "Outbarriers" (fuera barreras), para turistas invidentes–, tuvo que fallecer en Illica.

La medieval Arquata colgaba sobre una roca mirador, desde donde se divisaban dos parques naturales, el Lazio, Umbría y Los Abruzos; la belleza en un plato de la balanza, el vértigo en el otro. Unos minutos sísmicos se comieron su historia. Y en Amatrice, nunca volveremos a contemplar el mismo estilo rústico italiano; comercios y fachadas en Corso Umberto I, sus arcos hacia la Via Roma; ni se oirá igual el reloj de su Torre Cívica o ’capanille’.

Suena a romanticismo, si pensamos en los seísmos de Ecuador. En El Salvador, me contaba una amiga, las casas son bajitas, todos los días se mueve la tierra. ¿Y los niños heridos en Alepo? No sé por qué, la pobreza extrema y sus catástrofes no nos conmueven al punto, hasta las lágrimas.

Sin embargo, Amatrice y las otras poblaciones no son solo silencio, ausencia de ambulancias y red eléctrica y digital. “Detienen a dos personas que robaban en varias casas en ruinas”. La estulticia en grado superlativo. Pero hay más: ninguno de los 4.500 habitantes de Norcia, a cuarenta kilómetros de Arquata, falleció. Tras el terremoto del 79, se blindaría el pueblo contra seísmos. ¿Quién dijo que el factor humano no amansa las montañas, hace de cortafuegos o reconstruye el edén?

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 2 de septiembre de 2016).

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