Rosa Montero
Del latín “salutare”, saludar. ¿Dar salud? Una de sus múltiples acepciones: “Usar ciertas preces y fórmulas echando el aliento o aplicando la saliva para curar y precaver la rabia u otros males, dando a entender quien lo hace que tiene gracia y virtud para ello”.
Hoy me ha dado salud Rosa Montero, una de mis más grandes y admiradas escritoras desde que descubrí Temblor, mi temblor, el temblor de todos. Historias de mujeres, La loca de la casa… ¡Cuánto jugo exprimido en cada frase! Me han presentado a ella dos amigos, María Ángeles Naval y Manuel Vilas. ¿Será verdad que el maestro llega cuando el discípulo se encuentra preparado? ¡Ojalá! Muchas gracias, maestra.
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