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La lampara encendida

¿Guerras santas?

¿Guerras santas?

Foto: http://www.cabraenelrecuerdo.com/santa-soledad

Lego no es solo un juego de niños. Es también una localidad somalí, al noroeste de Mogasdicio, donde el pasado viernes milicias islamistas de Al Shabab trituraban una base de la Unión Africana. El mismo día en el que unos aguerridos yihadistas arremetían contra belgas, alemanes y británicos en dos hoteles tunecinos; que en una mezquita de Kuwait, en plena oración del Ramadán, se masacraba indiscriminadamente a decenas de chiíes, y se amenazaba de muerte a suníes y cristianos. Coincidiendo con la decapitación sin precedentes –al menos al estilo empleado-empresario– en las afueras de Lyon.

Nos chirría y nos hace estallar por dentro. Sin embargo, ni el Estado Islámico ni la paradójica “primavera del jazmín” son inventos de hoy mismo. Recuerdo en uno de aquellos libros de EGB una ilustración más que cruenta: las cabezas cortadas de barbudos nobles en un histórico episodio de la Corona de Aragón. ¿No sería La Campana de Huesca, inspirada en autores árabes y grecolatinos?

En lo que fue Al Ándalus llegamos a convivir las tres culturas. “Todos los cristianos tienen raíces judías”, afirmaría el papa Francisco, intentando reconciliar quizá lo irreconciliable. La Inquisición tampoco fue moco de pavo, museos de la época lo atestiguan; por más que San Ignacio de Loyola o Santa Teresa de Jesús fuesen fogones encendidos del Espíritu. La contra, musulmana o reformadora, nunca se quedó atrás. Y así fuimos pasando páginas y volúmenes de la Historia en un más que eterno rifirrafe.

Dicen que el siglo XX sería de los más atroces, de las cámaras de gas a las guerras mundiales y civiles. ¿Quién no recuerda las checas de Madrid? ¿Y los caminos a los que se sacaban a poetas y alcaldes y maestros y simples labradores? Conventos incendiados… Intelectuales asesinados o exiliados hasta la vejez… ¿Por quién poner una mano en el fuego?

Y cuando ya creíamos que todo se había olvidado, vuelven a cerrar capillas mujeres con el torso desnudo, se saca de la Red un antisemitismo de cenicero, se silencia el himno o los símbolos que nos identificaban y se enarbolan banderas extranjeras.

Aunque el púrpura y el rojo canten más, nada nuevo bajo el sol que nos asfixia.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 3 de junio de 2015).

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