Ensalada china
Foto: www.lavozlibre.com
Agosto, buen tiempo para las ensaladas variopintas y los comercios chinos, que nunca cierran. Mes propicio también para las vacaciones y las chapuzas domésticas, o esas pequeñas adaptaciones que muchos precisamos para andar por casa o llevar mejor el día a día.
El CRMF (Centro de Rehabilitación para Personas con Discapacidad Física) de Albacete, dependiente del IMSERSO, viene ya ocho veranos celebrando el Encuentro de Recursos de Bajo Coste. Se trata de crear ayudas técnicas caseras con algo de imaginación. Jugar al tenis de mesa, abrir tu casa con un pulsador o fabricar una rampa portátil, por ejemplo.
Es sentido común, reciclaje y ahorro sostenible y de bolsillo. Y ahora me tocaba encontrar un cojín nuevo para mi silla de escribir al ordenador. Sí, hay sillas de oficina, pero sin frenos. Y sillas de ruedas para casa, eléctricas o autopropulsables. Y el no va más, cómodas sillitas ergonómicas, con ruedas y con frenos, para sentarte junto a la familia o en tu mesa de trabajo. Son solo de mil a tres mil euros –leen ustedes bien–.
Yo he optado siempre por algo más doméstico: una silla de anea, a mi altura, en la que sentarme sola. Y la almohada se había desgastado por el uso. Recorrí varios chinos, los clásicos todo a 100, sin tener éxito. Hasta que recordé una de las tiendas mejor abastecidas de Zaragoza, y allá que me fui, ruedas para qué os quiero.
Quería un cojín. ¿De espuma o de fibra?, me preguntó la dependienta –todo esto entre señas y lenguaje digital, es decir, señalando con el dedo–. Almohadas demasiado altas, de sofá. No me servían. Elegí combinar una colchoneta de asiento, con hiladillos por detrás, más el relleno de fibra de un segundo cojín.
Faltaba algo: unos hiladillos para sujetarlo a las patas delanteras. Me dirigí a otro chino del barrio. No hubo forma de hacerme entender: aquello de “cinta estrecha de hilo o seda” no lo conocía. Ayudada por otra persona que compraba en la tienda –casualidad, trabajaba con personas con diversidad funcional–, al final la chica me sacó una banda algo ancha de tela y una bobina de hilo.
Debimos tocarle el corazón: la china expresó su deseo de apuntarse como voluntaria. ¡Lo que da de sí una silla!
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 21 de agosto e 2015).
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