Mujer diversa
Portada: Libros del Innombrable
“Lis.– Pero yo me moriré y nadie se acordará de mí. Fando.– (Muy tierno). Sí, Lis. Yo me acordaré de ti y te iré a ver al cementerio con una flor y un perro”. Así comienza Fando y Lis, obra dramática de Fernando Arrabal (1953) que acaba de editarse en la Colección Joseph Merrick –Libros del Innombrable–. El período pánico-revolucionario del autor, influido por el teatro de lo cruel de Artaud, conducen a una cíclica obsesión y a la tragedia.
Por entonces, nadie usaba la expresión “malos tratos” –que aplicada a la obra sería además extrapolar–. Se aceptaba que mujeres y hombres no eran iguales: que él traía el dinero y ayudaba a colgar las cortinas, por eso de la fuerza; mientras ella paría y cuidaba a los hijos y llevaba las tareas domésticas. Las cuestiones de sexo y violencia, si la había, quedaban de alcoba para adentro.
Mucho hemos avanzado, o eso creíamos. Cincuenta víctimas este año sobrepasan los límites. ¿Contagio de los medios? ¿Prefieren las muchachas a varones fuertes? Las mujeres comienzan a unirse a la yihad, incluso con su cuerpo de explosivo. ¿Cuándo la dignidad sexual y como personas en la cultura islámica?
No es tanto una cultura diversa. Aunque en el caso de la diversidad funcional –capacidades diferentes, que no dis-capacidad– sí influye. “Hoy en día se habla mucho de la discriminación, de los malos tratos, de la violencia de género, en suma, ejercida sobre las mujeres, pero poco se nombra la que sufrimos las mujeres con discapacidad” (“La violencia doméstica e institucional hacia personas con algún tipo de discapacidad”).
Mujeres de ámbito rural o menor formación se hallan más expuestas; pero nadie está libre. La asistencia personal reduciría el problema, al liberar a la familia. En el presupuesto pedido por Echenique a Lambán no entra esta casuística.
¿Casual que Tomi Ojeda, en silla de ruedas, interpretase a Lis? ¿O que Virginia Felipe, con Atrofia Medular Espinal, se presente al Senado? Teresa Perales, Irene Villa o Gema Hassen-Bey, que intenta subir el Kilimanjaro pedaleando con sus manos, son signo de esperanza.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 27 de noviembre de 2015).
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