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La lampara encendida

Santa semana

Santa semana

Foto www.heraldo.es. Procesión de Encuentro Glorioso, Real Hermandad de Cristo Resucitado y Santa María de la Esperanza y del Consuelo.

La Procesión de las Palmas el Domingo de Ramos estaba a rebosar; lo mismo que el Traslado, o Las Siete Palabras el Lunes Santo. Y no es solo que la Cofradía del Descendimiento de la Cruz y Lágrimas de Nuestra Señora, primer premio del XLII Concurso de Exaltación de Instrumentos Tradicionales de la Semana Santa, se emocionase al pasar ante el Miguel Servet o al cantar a Juan Murillo, cofrade fallecido este año; que la Verónica cumpla sus bodas de plata o la Piedad indulte a una reclusa.

Los templos, y el patrimonio histórico cultural que custodian, ¿son del pueblo o la Iglesia? La escultura yacente de Santa Rita, ¿a quién enriquece? ¿De quién el columbario de Santiago el Mayor, o las pinturas de la familia Bayeu en San Gil?

Perdemos tiempo, energía y sentido común, mientras el integrismo nos ataca, hijo de las tinieblas. Hospitales, colegios, obras misionales, Cáritas, el Refugio… El ser humano precisa religarse; quizá cada vez menos, al nacer menos niños. ¿Por eso tantas aulas concertadas cerradas?

La liturgia católica es también arte, cultura, belleza, meditación y encuentro consigo mismo, pacificadora y la mejor terapia que lleva a la paz del corazón. Nexo en la familia y libertad; educación de fondo, de esa en la que crecen las semillas, como campo evangélico, mientras duermes.

Con esto bastaría. Pero hay más. Evangelio, del griego “euangélion”: buena noticia. Si seguimos buscando en técnicas orientales, no lo hemos descubierto. Indultar es ahorrarnos 1900 euros por recluso y mes, y sacar a la persona de la drogodependencia, el alcohol y una enfermedad severa. “Perdonar es un dinamismo de salud relacional. El perdón es un dinamismo psico-espiritual previo a ser una categoría religiosa” (José Carlos Bermejo). Religarse es solidaridad y toma de conciencia, en palabras del papa Francisco a la Unión Europea.

Me quedo con el Encuentro Glorioso del Domingo de Resurrección. “Adrián vive, ha resucitado después de haber luchado por la vida contra una enfermedad terrible, y quería ser muchas cosas, hasta torero” (Enrique Masiá, párroco de Alcira).

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 14 de abril de 2017).

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