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La lampara encendida

Cambio retro artístico

Cambio retro artístico

Foto www.infobae.com

Se adhieren con pegamento a la obra “Latas de sopa Campbell”, de Andy Warhol, en la Galería Nacional de Camberra, Australia. Antes sería el cuadro “Masacre en Corea”, de Pablo Picasso, en un museo de Melbourne. “La última cena” de Leonardo da Vinci, en la Real Academia de las Artes en Londres. “Los girasoles” de Vincent van Gogh, en la londinense Galería Nacional, manchados de sopa. El ataque con puré de patatas a “Les moules”, de Claude Monet, en el Museo Barberini de Potsdam, cerca de Berlín. O “La joven de la perla”, de Johannes Vermeer, en el Mauritshuis de La Haya.

Entre nosotros, dos jóvenes pegados a los marcos de “La maja desnuda” y “La maja vestida”, de Francisco de Goya, en el Prado; y la pasada semana, la vitrina con una momia egipcia y una pared, en el Museo Egipcio, de Barcelona.¿Cómo ha podido confundir la generación de nuestros jóvenes la velocidad con el tocino?

Nadie queremos que los combustibles fósiles aceleren el calentamiento y destruyan el planeta. Que haya hambre, bienes mal repartidos e injusticia en el mundo. Que la sequía aumente y no llegue el agua para todos. Que lo más poderosos se gasten en viajes, alojamientos, lujos innecesarios, lo que nos correspondería al común de los mortales. Pero de ahí a hacernos veganos y prohibirnos el ternasco y el jamón…

Porque hay otra riqueza y otro alimento que no son específicamente materiales. Antes de la agricultura existía el arte rupestre, elemento mítico religioso que ayudaba a vivir. ¿Se olvida o se ignora que los egipcios rendían culto a la inmortalidad? ¿Que de las etapas más oscuras de la tierra salimos tantas veces gracias a la creatividad? No produzcamos de nuevo atroces monstruos por echar a dormir nuestra razón.

Los jóvenes artistas-activistas, que estas últimas semanas han dado en manchar, burlarse y destruir el arte clásico, deben desconocer que Van Gogh murió en la miseria, que los cuadros de Picasso sobrevivieron a la guerra y las majas de Goya a una Iglesia y cultura inquisitoriales y a las cruentas batallas de la Independencia.

Desvirtuar lo mejor de nuestro arte, por mucho que se haga por motivos humanitarios y salvadores, es convertir todo activismo en arte retro, no el “que está inspirado en modelos de otra época o evoca un tiempo pasado” (Diccionario de la lengua española), sino en retrógrado e inútil. ¿Cómo sobrevivir así a cualquier cambio?

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 20 de noviembre de 2022).

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