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La lampara encendida

El nuevo apocalipsis

El nuevo apocalipsis

Foto Unsplash / Heraldo

¿Qué haría extinguirse a los dinosaurios? Ni los gigantosaurios en el entorno de Dinópolis, ni los últimos restos fósiles hallados en Riodeva –cuadrúpedos de cola y cuello largos y cabeza pequeña–, aclaran mucho la cuestión. En 150 millones de años hemos tenido tiempo de adaptarnos, igual que las abejas con hocico de perro en regiones urbanitas de Australia.

Aprendimos a prolongar la duración del día, según el eje de la tierra y la órbita lunar; y a orientar nuestra sepultura hacia el solsticio de invierno y el reinado de la luz, frente a la etapa oscura de las inundaciones de verano (2000 a C, antiguo Egipto). Creamos artilugios para medir el tiempo, brújulas para navegar del otro lado de los mares, piedras filosofales para no morir.

Y cuando ya nos pensábamos casi dueños de la eterna juventud, señores de las tecnologías punta, amos de toda voluntad sobre la tierra… Se “produce un mayor riesgo de inseguridad alimentaria, transmisión de enfermedades infecciosas, afecciones relacionadas con las altas temperaturas, pobreza energética y muertes por exposición a la contaminación” (Cuenta atrás sobre la salud y el cambio climático: la salud a merced de los combustibles fósiles).

Grandes extensiones de nuestra casa madre se inundan literalmente se inundan, mientras otras se queman. Glaciares de los Pirineos, Monte Perdido o los Alerces en Argentina se derriten; colapsa el entorno, la cultura, la luz. Guerras devastadoras en una Europa de países hermanos, covid y otras pandemias…

“La idea de que estamos en la tercera guerra mundial no sería popular en ningún país y todo el mundo está intentando no mencionarlo”, afirma el historiador Yuri Felshtinsky. Chima se predispone, los revolucionarios iraníes fabrican los más sofisticados misiles hipersónicos, y las palomas zombis olvidaron la ramita de olivo bajo el ala.

¿Apocalypse Now? No nos volvamos ya del todo locos, como el coronel Kurtz en la famosa película, y confundamos Camboya con Vietnam, patología del poder con legítima defensa. No grandes microscopios que descubran minúsculas galaxias, sino pequeños gestos que humanicen. De lo contrario, y no precisamente a un golpe de cohete.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 13 de noviembre de 2022).

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