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La lampara encendida

Tiempo variable

Tiempo variable

Foto Francisco Javier Martínez Barca

“¡Primavera soriana, primavera / humilde, como el sueño de un bendito, / de un pobre caminante que durmiera / de cansancio en un páramo infinito!” (Antonio Machado, Campos de Castilla). No sé si hace un siglo –se cumple este año el centenario de la edición ampliada del libro– el clima sería tan cambiante, habría alergias y deshielo de círculos polares. Al autor le preocupaban más el amor y la situación de España.

Y es que esta estación del año y de la luna es de por sí alegre, desenfadada, proclive al juego: “Se oye un pío, pío, / junto a la orilla del río. / ¡Oh!, cosa maravillosa, / los árboles tienen hojas, / las mariposas tienen ojos, / las ristra tiene ajos” (Gloria Fuertes). E inclinada al amor: “Te traeré de las montañas flores alegres, copihues, / avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos. / Quiero hacer contigo / lo que la primavera hace con los cerezos” (Pablo Neruda).

Aunque, por lo menos en Zaragoza, mayo haya comenzado especialmente retorcido. No sabes si ponerte en tirantes o bañador, o sacar del armario abrigo y bufanda. Tan pronto se nos habla de calentamiento, como creemos estar al final Cretácico o en una nueva glaciación. Así andan los ánimos y los humores, que hasta el hombre del tiempo coge una grave depresión.

Ya lo dijo Neruda: “…apenas / un temblor de ala, un beso / de niebla con jazmines, / el sombrero / lo sabe”. Y lo peor no es pillar un catarro de siglos, sino que el cierzo abra la caja de Pandora con sus males sin fin: corrupción, violencia de pareja o entre padres e hijos, amenaza de bombas refinadas, terrorismo yihadista, esquizofrenia global.

Frente a la inestabilidad, el canto de los pájaros: “En las mañanicas / del mes de mayo, / cantan los ruiseñores, / se alegra el campo. / En las mañanicas, / como son frescas, / cubren los ruiseñores / las alamedas” (Lope de Vega). ¿Que Huesca ha de frenar el rompimiento del Ártico y la Antártida hace aguas? Nada como el antídoto de un buen poema: “Doña Primavera / de aliento fecundo, / se ríe de todas / las penas del mundo...” (Gabriela Mistral).

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 5 de mayo de 2017).

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