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La lampara encendida

Economía y diversidad

Economía y diversidad

"A finales de abril de 2012 la figura del asistente personal es ciencia ficción. Y en Aragón, la prestación económica por tal concepto es sencillamente inexistente"

No es el mismo concepto ‘dis-capacidad’ (aunque pueda conjugarse con ‘dis-función’) que ‘diversidad  funcional’. Varía en la raíz. Las palabras se adaptan con el uso y van modificándose y creciendo con nosotros. Sin embargo, si se mira al bolsillo y lo pragmático vienen a ser lo mismo.

Porque vamos a ver, un niño necesita una educación más o menos adaptada a su edad, sus capacidades y sus límites; cualquier adolescente afectividad, saberse plenamente integrado en el grupo; un joven, apoyo en los estudios, su primera oportunidad de empleo, un ocio y una vivienda accesibles; un adulto, unas mínimas garantías de dignidad, de poder decidir cómo quiere vivir, formar una familia, disponer de un trabajo y de unos mínimos recursos económicos.

Todo ello lo avala y asegura la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas, aprobada en diciembre 2006 y ratificada año y medio después por nuestro país. En su artículo 19 se subraya que “las personas con discapacidad tengan acceso a una variedad de servicios de asistencia domiciliaria, residencial y otros servicios de apoyo de la comunidad, incluida la asistencia personal que sea necesaria para facilitar su existencia y su inclusión en la comunidad y para evitar su aislamiento o separación de esta”. Una filosofía y una práctica que en EE. UU. lleva funcionando casi cincuenta años, que en Suecia o Reino Unido viene haciéndolo desde hace dos largas décadas, que ha venido calando incluso en países en desarrollo y que en la Europa 2020 se habrá implementado seguramente en nuestro entorno.

“No hay dinero”, la eterna cantinela. A finales de abril de 2012 la figura del asistente personal es ciencia ficción. Y en Aragón, la prestación económica por tal concepto es sencillamente inexistente. Sin embargo, comunidades como Madrid y Cataluña, especialmente Barcelona, Galicia, Guipúzcoa y núcleos aislados de Aragón vienen demostrando cómo este tipo de asistencia es mucho más rentable, regenera la economía y crea puestos de trabajo. Las ayudas técnicas y la domótica son también fundamentales.

“No hay dinero”, volvemos a escuchar. Mientras la sociedad y los poderes públicos se conciencian, nos queda mucho trabajo de campo por hacer. De ‘dis-capacidad’ a ‘capacidad diversa’ o ‘diferente’ se abre un abismo inmenso. El mismo que se abría desde que la mujer carecía de alma, allá por la Edad Media, hasta que se construyeron los primeros baños para señores y para señoras en la Universidades. Es cuestión de derribar barreras, arquitectónicas e interiores (también nosotros, los diversos). Una muestra, mañana jueves, 26 de de abril, en la I Jornada sobre Vida Independiente y Asistencia Personal en Aragón, en el Paraninfo universitario (Sala Joaquín Costa), de 10 a 18.30 horas.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "La opinión", miércoles 25 de abril de 2012).

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