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La lampara encendida

Tiempos de exilio

Tiempos de exilio

Foto: https://es.wikipedia.org. Escultura de Miguel de Unamuno en Salamanca.

¿Qué tienen en común la Alemania nazi, la posguerra española y las dictaduras de América latina? El exilio obligado de sus pensadores. Alemanes serían, por ejemplo, Johannes R. Becher en la Unión Soviética, o Albert Einstein en Estados Unidos.

Al otro lado, tantos argentinos como Julio Cortázar –funcionario su padre de la embajada en Bélgica–; y de toda Hispanoamérica: Mario Benedetti, Eduardo Galeano; Isabel Allende, Guillermo Cabrera Infante; Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa… “En total fueron unos cincuenta los escritores hispanoamericanos prestigiosos que tuvieron que dejar a su país para escapar de la dictadura, la cárcel, la tortura, las "desapariciones", la muerte. El balance es cruel y bochornoso” (Claude Cymerman).

Nuestra Guerra Civil y la Segunda Mundial hirieron muchas libertades. Azaña y Antonio Machado cruzan el Pirineo. Juan Ramón, en Puerto Rico; Bergamín y Altolaguirre en México. El 27. Max Aub y su teatro de posguerra. De Ortega a María Zambrano. Y la novela: Rosa Chacel o Ramón J. Sender. Exiliado en el olvido, León Felipe lo condensó en “El hacha”: “¡Oh, este dolor, / este dolor de no tener ya lágrimas!”.

Seguimos etiquetando a Unamuno, desterrado político y por propia voluntad; defensor de la tradición cristiana y las propias raíces: “Maeztu, Bueno, Baroja, Salavarría, yo y otros hacemos más por nuestro País Vasco que todos los bizkaitarras de espíritu estrecho, y en el fondo tímido” (epistolario con Joan Maragall). Y a Dionisio Ridruejo, falangista de joven: “Conviví con la realidad de un problema que me era conocido sólo por los libros y a través de la polémica política, […] he sido, de un modo más o menos hábil, más o menos diestro, un simpatizante de las libertades del pueblo catalán”.

Dan ganas de exiliarse a donde el bien común prime sobre el poder. “Da miedo que no nos curemos de los fanatismos, y que a quienes les corresponde remediarlos, los políticos, no tengan conciencia de que la mejor manera no es bombardear ni atacar” (Miguel Poveda, un catalán de Sevilla).

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribúna", "Con DNI", viernes 18 de marzo de 2016).

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