Diaconisas

Foto: elperiodicodigital.com

Van cambiando las cosas. En tiempo de nuestros abuelos era impensable que ayudasen a misa niñas monaguillas; y en el pueblo de mis padres, en Nochebuena había pastorillos, con sus pieles, zurrones y zambombas, siempre varones. Desde hace años, en muchas parroquias las chavalas participan junto a sus compañeros en tareas afines. Y la mujer, religiosa o laica, tiene un papel más relevante cada vez en la Iglesia.

No hay que marcharse a Curanilahue (Chile), donde la señora Elsa, una maestra, lleva décadas celebrando bautizos y matrimonios. Nada nuevo bajo el sol. “Os recomiendo a Febe, nuestra hermana, diaconisa de la iglesia de Céncreas” (Romanos 16, 1-2). En la misma epístola, Pablo cita a Prisca y Aquila, María, Trifena y Trifosa; a Evodia y Síntique (Filipenses 4, 2). Y en Hechos se alude a mujeres que ofrecen su servicio a la comunidad, profetisas, viudas que aconsejan a las jóvenes…

Plinio, Clemente de Alejandría, Ignacio de Antioquía, Orígenes, hablan de diaconisas. Según Efrén el Sirio, bautizan a mujeres por inmersión y certifican golpes y malos tratos físicos –que son, por desgracia, tan viejos como el mundo– en caso de separación matrimonial. El ministerio cesa en el siglo XII en la iglesia de Occidente y en el siglo XIII en la de Oriente. Mientras ha revivido en la anglicana o la protestante.

Las palabras del papa Francisco sobre el posible diaconado femenino reabren el debate. Doctores tiene la Iglesia; yo solo soy mujer. “No es lícito poner en marcha iniciativas que, de una u otra forma, conduzcan a preparar candidatas al orden diaconal” (carta firmada por Joseph Ratzinger, después Benedicto XVI, y otros y aprobada por Juan Pablo II). “… La Iglesia es infalible en cuestiones de fe y de costumbres; y el tema de la ordenación de las mujeres no es de fe, ni de costumbres morales, sino de administración”, firmó el teólogo Karl Rahner.

Liturgia de la Palabra, sacramentos, servicio, toma de decisiones… ¿Diaconisa la Madre Teresa de Calcuta? Quizá la cuestión no esté en los cargos, sino en la actitud.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 20 de mayo de 2016).