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La lampara encendida

Amor

Amor

Foto www.diarioinformacion.com

Escuchaba el otro día por la radio el relato de Rosa, que fotografiaba en unos minutos una hermosa, apasionada y larga historia de amor: la de sus padres. El padre, emigrante por motivos laborales en Barcelona, dejaba a la esposa, a quien escribió una carta diaria durante años, y tres niños pequeños en Carabanchel. En las horas de asueto, durante los fines de semana sin familia, acompañaba a sus compañeros de la fábrica a los clubes de alterne, tan de moda en los años sesenta. Los esperaba fuera, mientras tomaba alguna que otra copa, e iba conversando, poco a poco, con la dueña y las trabadoras del local. Hasta que ellas mismas, que no sabían escribir ni leer, le pidieron si podía redactar unas cartas a sus novios en el pueblo, como él hacía con su mujer.

Sin duda, los hábitos amorosos han cambiado mucho. Hoy podríamos pasar de la carcajada al sonrojo con según qué sentencias de nuestras abuelas y bisabuelas: “Cuida con que te bese un chico, no vayas a quedarte embarazada”. Ellas se las creían de verdad, y la noche de bodas, en muchos casos, era pura ignorancia. Según qué edad tengamos, nuestros padres, sus hijos, avanzaron mucho en cuestión relacional. Ya festejaban bastante libremente, aunque las demostraciones de cariño siguiesen estando prohibidas por la calle y la intimidad fuese preservada hasta después de pasar por el altar.

Fue nuestra generación, ya universitaria y a la puerta de unos cambios político-sociales educativos que hoy muchos consideran obsoletos, la que descubrió y utilizó por vez primera términos referentes a los genitales y al placer. Por respeto, seguían manteniéndose las formas; pero ya nadie se escandalizaba si los labios de un chico y una chica se rozaban y relamían a plena luz.

Iríamos conquistando libertades y amor, y también sexo. Hasta nos acostumbramos a que lo hicieran en el parque, y a ver máquinas dispensadoras de condones en la farmacia. Con la revolución del milenio, los papeles lacrados y las postales fueron sustituyéndose por los whatsapps. La biunivocidad de hombre a hombre, de mujer a mujer, se ve como normal. Jóvenes y parejas inmigrantes de muy diversas latitudes han importado también sus formas el amor.

¿Qué escribiría Carmen Martín Gaite sobre los usos amorosos del siglo XXI? Sin embargo, y con la que está cayendo, ayer volvíamos a celebrar San Valentín.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El Meridiano", viernes 15 de febrero de 2019).

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