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La lampara encendida

Picaresca

Picaresca

Foto: Portada Natalio Bayo. Prames.

A finales de noviembre publicaba Prames La danza de la muerte, de Natalio Bayo et la santa compaña, en la que tuve el honor de ser incluida, entre otras y otros, junto a mi maestro Rosendo Tello. ¿Vanidad de vanidades? “La danza macabra o danza de la muerte ha sido motivo de inspiración, desde la época tardomedieval, para multitud de autores, músicos, literatos y artistas plásticos”, introduce el pintor.

De los emblemas medievales, pasando por Jorge Manrique o los grabados y dibujos del siglo XVI, a la I Guerra Mundial –“Danza macabra europea”, de Alberto Martini–, un río misterioso y una guadaña fueron segando vidas a lo largo de extensas latitudes. Sin respetar a reyes ni políticos ni dignidades eclesiásticas, a ancianos o a impúberes. ¿Quién iba a decírnoslo? Tampoco a profesiones, de siempre o liberales, creativas, bancarias, administrativas; ni aun las básicas. El peor parado, el médico.

La idea de nacer y empezar a morir es muy barroca, como el teatro de la vida –Calderón–. Pero si alguna tradición literaria, humana y socioeconómica, arraigó en España fue la picaresca. La estratagema de Lázaro de Tormes de hurtar a su amo el vino con una pajuela de centeno, o alimentar del vapor del cocido el Licenciado Cabra a sus acólitos –El Buscón de Quevedo–, son pueriles anécdotas. ¿Y si hubiesen birlado material sanitario al cirujano por sacarse unos cuantos escudos? Preservar la imagen ante todo. ¿Qué no criticaría la Pícara Justina ante esta crisis?

Y están los caballeros andantes, desfacedores de entuertos e injusticias sociales; y su espejo o complementario, según se mire, don Alonso Quijano, que confunde molinos con gigantes. Que esos zagalillos callejeros, tan bellamente retratados por Murillo, no vengan a ser trasunto de un nuevo futuro.

Aquí siempre fuimos quijotescos y románticos, no tanto realistas –los Episodios Nacionales de Galdós son otra historia–. Se sigue deformando la realidad en los espejos cóncavos del Callejón del Gato valleinclanescos, arrimando cada cual el ascua a su sardina. Puro esperpento y carnaval, ¡con la que está cayendo!

Sí a la lucha por la vida, pero no a una nueva Corte de los Milagros barojiana. Pese a la mucha farsa y picaresca, hoy tenemos recursos y espíritu solidario. Como en Fuenteovejuna, el poder retornará al pueblo. Ya no tanto indignado, sí responsable.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El Meridiano", viernes 15 de mayo de 2020).

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