Gracias, Sus Majestades
Foto Cuaderno de Arte. La adoracion de los Magos, Diego Velazquez.
No recuerdo haberos pedido muchas cosas. Me conformaba con unos cubos –pozales en el pueblo– de colores; o un pequeño piano que aún han disfrutado mis sobrinos. Escuché vuestros pasos alguna noche, pero aquella Navidad fue diferente. Me trajisteis a mi muñeca favorita –las niñas y los niños no teníamos tantos juguetes como ahora–, un acordeón ya casi de mayores, y tres cartas, en rojo, azul y verde, de vuestro puño y letra.
A su debido tiempo, me contaron el cuento de que no existíais. ¡Qué ilusos los adultos! Yo seguí confiando, y me asomé al otro lado del espejo de Alicia. ¿Qué escondía el mundo de mi niña interior?
Primero, el regalo precioso de la creatividad. Soñé ser escritora, doce años, o menos. Mucho antes de la máquina eléctrica o ningún sencillo ordenador, engarzaba mentalmente palabras en bellísima cadena y las dictaba a veces en forma de poesía. Eso es ya magia. Luego, el haber decidido o poder formarme –de los Estudios Primarios al Inbad o la Universidad– también ayuda. Y no quiero olvidar a los muchos sabios y magas madrinas que lo hicieron posible; entre ellos el maestro poeta profesor, Rosendo Tello.
Las primeras salidas, rompiendo fronteras y horizontes, en las cuatro paredes de mi entorno y fuera del país; mis primeros libros… Nunca pertenecí a la Semana de vacaciones –no pisé la escuela–. Pero sí a la generación de la Democracia, tan de moda en la sopa y en los discursos de Nochebuena. Y eso iba fermentando, como la levadura y el grano de mostaza.
La fe es un eslabón mágico, incomprensible; un don que no se paga en euros ni denarios. Y nos hace entender que ya nadie está ausente mientras mora en nosotros, que los peques que llegan son hijos de la vida, que el amor es un nuevo y gran misterio. Siguiendo mi camino, se me dieron otra dos palabras, frescas como retoños: Asistencia Personal. Y fui tras ellas. Sin caer en la cuenta de que los míos lo fueron siempre.
Y este año un don supletorio: la persona que me asiste sin ser familia. Si mañana voy con mis sobrinos a ver vuestras carrozas se lo transmitiré. ¿Quién dijo que no existís, buscadores de agujeros negros y de la Estrella? Yo os siento a cada paso.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El Meridiano", viernes 4 de enero de 2019).
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