Tiempo de pasión
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Hoy, Domingo de Ramos, seguimos celebrando mucho más la sombra de la Cruz que el Hosanna a la vida. Y en este tiempo de pandemia, de ausencias sin duelo y “cortes de los milagros” del siglo XXI, van colándosenos por lo bajinis leyes en torno a la educación y la vida, o su reverso.
Hace apenas unos días se aprobaba, en el pleno del Congreso, la Ley Orgánica que despenaliza la Eutanasia, por 202 a 141 goles, digo, votos. En principio, para “padecimiento grave, crónico e imposibilitante o enfermedad grave e incurable, causantes de un sufrimiento intolerable”. Por “una sociedad más humana y más justa”, y en aras de un progreso que no ha de tener freno y marcha atrás.
Ser español y estar empadronado, mayor de dieciocho, estar enfermo, sentirse morir hasta el infinito o padecer una discapacidad sin solución de cura. ¿Cuántos de nosotros no ha sufrido alguna vez momentos especialmente bajos? ¿Quién no tiraría la toalla? ¿Todos los santos subidos a los altares no tuvieron en su vida tentaciones? Y el propio Jesucristo: “… aparta de mí este cáliz”.
No quiero mezclar churras con merina, pero en la misma esencia del ser humano está evitar el sufrimiento. ¿Cuántos pequeños en situación de violencia no desearían terminar? ¿Y ancianos en la más absoluta soledad? Todavía, muchos grandes dependientes no tienen quien les levante y lave dignamente cada día –aún se debate si Ramón Sampedro no sería uno de ellos–.
No es el mejor momento, en cualquier caso. Decidir en libertad e igualdad de oportunidades, sí. Pero cuando ha habido más de 50.000 diversos funcionales abandonados, tantos mayores a los que se denegaba un respirador… ¿Sacarse de la manga una ley de eutanasia a la carta y a domicilio?
Claro, hay un comité de expertos que puede estudiar cada caso durante tres meses –¡como si alguien fuese experto en mi vida!--. Se puede solicitar hasta cuatro veces. “¿Cuáles son los porcentajes de los fallecidos “por eutanasia” que fueron inducidos a pedirla?” (José Carlos Bermejo, director del Centro de Humanización de la Salud). ¿Dónde la asistencia personal? ¿Y los cuidados paliativos? Un atajo a la muerte, las cosas por su nombre. La verdad nos hará libres.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón "Tribuna", domingo 28 de marzo de 2021).
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