Mi ser mujer
Foto K. U. / Heraldo
Desde que tengo uso memoria, me gustan las muñecas y los peluches. No tanto hacer las comiditas, por eso de no manipular correctamente los enseres culinarios. Ni salté a la comba ni jugué al balón, ni asistí al colegio de pequeña.
Mi infancia fue bastante solitaria. Mi adolescencia algo conflictiva. Me hacía mayor y seguía jugando con las letras de corcho y las muñecas. ¿Para qué tan temprano aquel cuerpo de mujer? Me extrañaba a mí misma, no me reconocía.
Cuando creces feliz en tu familia pero sin referencias exteriores de amigos y compañeros, por tu discapacidad, tergiversas también las emociones. Un profesor, un nuevo amigo, podría convertirse en el blanco de la diana, y te sientes enamorada del amor.
Solo con el paso de los años se te aclaran las ideas, ves hermoso tu cuerpo, te sabes atractiva. Ahora parece estar de moda la autodeterminación de género desde la más temprana edad, y hasta se politiza y se lleva al Congreso, con sus tiras y aflojas, y se discute.
Polémica y bistec están servidos. Por ejemplo, según la ley Montero, existe el derecho, de las personas intersexuales, a “no tener que ser inscritas en un sexo que no tienen definido durante los primeros meses de vida”. A mi corto entender, los avances médicos permiten decidir si alumbramos o no a nuestro hijo con diversidad funcional, pero no definir el sexo del bebé.
Cada cual podemos decidir nuestra forma de ser, inclinación sexual y a quién amamos. Es algo de por vida, no por temor o timidez de adolescencia, cuando todo es incierto, hasta el descubrimiento del placer.
“La postura de la Iglesia respecto al universo Lgtbi no sólo es anacrónica, sino también antievangélica. Piedra de escándalo” (James Alison, sacerdote, escritor y teólogo). Hablamos de otra cosa.
“Las personas trans menores de edad, hayan iniciado o no el procedimiento de rectificación de la mención relativa al sexo, tienen derecho a obtener la inscripción registral del cambio de nombre por razones de identidad sexual” (Proyecto de Ley la igualdad, art. 43). ¿Y si de adultos se quiere hacer reversible la persona? La verdad, no comprendo desde mi ser mujer, en femenino.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 30 de octubre de 2022).
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