Blogia
La lampara encendida

A espada y fuego

A espada y fuego

Unos dos mil israelíes se concentraron en la plaza Rabin de Tel Aviv en la noche el pasado domingo para protestar contra el premier Benjamin Netanyahu. Foto www.infobae.com

Asentamiento: “Instalación provisional de colonos o cultivadores en tierras no habitadas o cuyos habitantes son desplazados” (Diccionario de la lengua española). No conocía bien esta acepción hasta el pasado noviembre, en mi viaje a la Tierra Santa de las tres religiones, según Osama, nuestro guía. “Aquí se fueron asentando, una familia, un grupo, luego con el apoyo del ejército”.

Nazaret, Belén, Jerusalén, daba lo mismo. Eran casas humildes, tierras sencillas de labor que los israelíes se van anexionando y robando a los palestinos, apátridas sin derechos. Así durante décadas. El muro, el maldito muro. Imposible salir de zona cisjordana los coches autóctonos con matrícula blanca, que los diferencia de los coches judíos, de color amarillo. Solo se puede en autobús, de noche o de madrugada, a escondidas. Los cristianos aún tienen posibilidad, con un permiso de su parroquia, si se es varón, en edad de trabajar y padre de familia. No así los musulmanes.

Largas colas de hombres, jóvenes y maduros, volviendo a pie de un duro trabajo, ¿agrícola?, ¿en la construcción?, a las cinco de la tarde, ya anochecido. Inmundicia en las calles palestinas, falta de higiene. ¿Un poco de humus, lechuga con queso y unos dátiles para cenar?

Atentado terrorista en una sinagoga; al día siguiente, tiroteo en el asentamiento Ciudad de David, Jerusalén Este. Un año sangriento este 23, tras la dura pandemia. Heridos y cadáveres de ambos bandos. No nos cuentan todo.

Franja de Gaza, Altos de Golán, campos de minas y alambradas. Al otro lado del Jordán, donde personas prácticamente de todas las confesiones renovamos nuestro bautismo o el respectivo rito iniciático, soldados israelíes con un fusil. Y al pasar a zona judía para la misa en el Gólgota, hacia las cuatro de la mañana, el vigilante se subió al autobús adaptado, en la mano el arma, a pedirnos los pasaportes. Se había producido otro atentado.

Estos días, al contemplar los fuegos y los levantamientos, las manifestaciones y la intifada popular, tras el Domo dorado de David, recordaba el Cedrón y el Monte de los Olivos, y ese punto concreto al amanecer por el que entró Jesús el Domingo de Ramos. El mayor enfrentamiento israelí-palestino desde 2011. ¿Cuándo se nos dará volver a Tierra Santa?

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 5 de febrero de 2023).

0 comentarios