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La lampara encendida

Los trenes de mi vida

Los trenes de mi vida

Foto Jesús Alba Enatarriaga

Falta mucho por hacer. Compañeros del Foro de Vida Independiente comentaban: “Estos servicios llegan a ser humillantes, con un trato vertical, autoritario e infantilizante. ¿Por qué tenemos que ir media hora antes que el resto a las zonas de embarque de aeropuertos y demás para hacer el checking?”. Mis recuerdos de infancia son felices: “Cogíamos el tren en plena noche. ¿O era a la tarde acaso? No sé. Pero cenábamos, conversaba mi madre, y la tía –siempre, o casi siempre, subíamos las tres–, con nuestros convecinos de vagón, pasábamos largos ratos en silencio, corridas las cortinas” (“Trenes en sepia y luz”).

Íbamos de Delicias a la Malvarrosa, naranjos, mucho sol, aroma a mar. Años después, el autobús de Auxilia, el viaje de estudios a Innsbruck, Taizé, Viena… Hasta no hace demasiado con Disminuidos Físicos de Aragón –hoy Discapacitados–, los buses no disponían de plataforma elevadora.

En avión, Mallorca, Roma, Tierra Santa… Te suben y desplazan hasta tu asiento en una sillita y, aunque como dice un amigo y denunciaba Pablo Echenique, “¿por qué la silla de ruedas viaja en la bodega del avión, con el habitual riesgo de que se dañe o vaya a la Cochinchina?”, yo me sentía flotando en cada vuelo.

Estos últimos años, con el AVE, el acompañamiento de Atendo desde antes del embarque a la llegada, la rampita con ruedas con la que te suben y te bajan, me venía la imagen de mis trenes de infancia, y del coche correo en el que viajaba mi padre, repartiendo las cartas, con su maleta de madera. “Por fin, esclarecía tras la lonilla leve, en la ventana. Y comenzaban a dibujarse los contornos: los asientos de escay, separados por altos cabezales; los viajeros, severos, cabeceando a veces en la penumbra; y arriba, el equipaje. Pasaba una vez más el revisor”. Algo hemos avanzado.

Y aun así, en muchos trenes solo hay un asiento H para sillas de ruedas; en otros ninguna. No puedes viajar con un amigo ni con un familiar también en silla. Que me lo expliquen.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 17 de marza de 2024).

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