Una lanza por la paz

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Los premios siempre fueron aleatorios. Pero cuando en 1901 comenzaron a entregarse los Nobel, por deseo y testamento de Alfred Nobel –inventor de la dinamita–, nadie podía imaginarse que en su 124 edición iban a ser tan fecundos como polémicos.
Este año nos ha sorprendido en Literatura el húngaro László Krasznahorkai, licenciado en Derecho, Educación para Adultos y escritor. Autor de Tango ´satánico, Melancolía de la resistencia o Al Norte la montaña…, sus novelas se caracterizan por el retrato apocalíptico de toda una sociedad y las frases especialmente larga, alguna de hasta 161 palabras. Premiado “por su obra convincente y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”.
Aparte de sus dimes y diretes y los puntos de vista tan diversos respecto a los premiados, los Nobel siempre destacaron a aquellos que sirvieron de uno u otro modo a nuestro mundo en sus distintas épocas. Este año 2025 va por tríos. En Economía, Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt, por haber impulsado el crecimiento a través de la innovación. “El estancamiento económico, no el crecimiento, ha sido la norma durante la mayor parte de la historia de la humanidad. Su trabajo demuestra que debemos ser conscientes de las amenazas al crecimiento continuo y contrarrestarlas”.
En Medicina, se lo han llevado Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell (estadounidenses) y Shimon Sakaguchi (japonés), por su estudio sobre la tolerancia inmunológica, y su futura repercusión en la cura más eficaz de enfermedades y en el no rechazo de trasplantes. En Física, John Clarke, Michel H. Devoret y John M. Martinis, por sus experimentos en cuanto al túnel cuántico en sistemas macrocósmicos –ya me lo explicarán los lectores expertos en la materia–. Y en Física, el japonés Susumu Kitagawa, el británico Richard Robson y el jordano Omar M. Yaghi, por el desarrollo de estructuras metal-orgánicas, cruciales en la industria electrónica.
Uno de los premios más controvertidos es siempre el de la Paz, como el de María Corina Machado, “por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo venezolano y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”. Primera en su promoción en Ingeniería, madre de familia, luchadora impertérrita. “… todos cuantos allí vivían se habían ido, no quedaba ni un alma, no se veía ni a un niño perdido, ni a un vendedor de pastas, ni una cabeza que, espiando inmóvil y atenta tras las rejas de una ventana, se retirara de improviso” (László Krasznahorkai).
María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora.
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 19 de octubre de 2025).
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