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La lampara encendida

La Virgen de Agosto

La Virgen de Agosto

Foto José Manuel Zabalza. La Virgen de la Dehesa, patrona de Velamazán.

“A las doce en punto sonaba el toque tácito de bajar a la plaza. Chicos y grandes, hombres y mujeres, mozos o casados. Se echaban primero los troncos más gruesos, traídos, levantados, arrastrados por los hombres ya hechos y derechos. Con las ramas podían atizar los mozalbetes, imberbes todavía, aunque a punto de sacar a bailar a alguna moza. Ramillas y hojarasca quedaban para los más chicos, que se acercaban divertidos sin temor a quemarse. (…) –¡Mira, abuela! Yo también puedo. Algo había cambiado. Alba escogió una rama, echó una carrerilla y la arrojó ella sola a la Luminaria. El reloj de sombra de los astros dio un salto en el tiempo” (El ramito de azahar).

La festividad de la Asunción de la Virgen, el 15 de agosto, tiene honda raigambre popular en diversas localidades y pueblos de la geografía española –este año es festivo en toda España–; y el encendido de hogueras puede remontarse a celebraciones celtas en torno a la cosecha recogida, más propias del noroeste peninsular. Las fiestas patronales de Elche (Alicante), con su pirotecnia, el lanzamiento de la Palma de la Virgen, las representaciones de moros y cristianos y el Misterio, texto dramatizado del siglo XV, que recuerda la Dormición y Asunción a los cielos en cuerpo y alma de María, han llegado a ser Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Aragón y Castilla no se quedan a sus pies.

Todo ello retrotrae a la Basílica de la Dormición, en Jerusalén, entre el Cenáculo, Getsemaní y el monte Sión. Y a un pueblecito soriano, Velamazán, cuna de mis ancestros y mis padres. Cuando era pequeña, los actos se reducían a la misa de la Virgen y de San Roque, el 16 de agosto, la luminaria, la noche del 15, la música a las tardes noches y poco más. En años recientes, cuantos asistentes y la España pequeña más vaciada, se añadiría fútbol de casados contra solteros, campeonatos de guiñote y bolos, hinchable, cucañas para peques, baile de disfraces y hasta un certamen de relatos.

En honor de la Virgen de la Dehesa, patrona de Velamazán, y de San Roque, el santo occitano, peregrino a Roma y sanador y patrono de leprosos, que le salvo la vida llevándole cada día pan en su boca, se celebran las fiestas de mi pueblo. La festividad de la Trinidad, pasada al día de agosto, completa en triduo. Cada año, por estas fechas, lo sigo festejando en mi interior.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora.

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 17 de agosto de 2025).

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