Domingo de Gaudete
Foto www.aciprensa.com
Es hoy, 14 de diciembre, tercer domingo de Adviento, en la Iglesia católica, evangélica, luterana y otros grupos cristianos. Del latín gaudete, ‘regocijaos’, ‘estad alegres’; y de la epístola de San Pablo: “Estad siempre alegres en el Señor, repito, estad alegres” (Filipenses 4, 4-5). Y para celebrar esa alegría, el color rosado, en la tercera vela de la corona y en la vestidura del oficiante.
Fácil de celebrar desde el punto de vista de un cristiano, con fe, o no, del carbonero. O si pensamos en el ya cercano nacimiento, en la encarnación –nunca antes vivida en la historia– del mismísimo Dios como un niñito más. Quizá no tan sencillo de vivir en esta sociedad laica de noche profundamente oscura que atravesamos.
Y, con todo, hay motivos de festejo. Ahí está, por ejemplo, el Nobel de la Paz a María Corina Machado, aunque llegase tarde y camuflada a Oslo. “Para mantener la libertad, hace falta coraje (...) la paz es un acto de amor y esa es la lección que hemos dado a nosotros mismos”. ¿No son una reencarnación de la esperanza estas palabras de María?
A nivel más cercano, los Premios Aragón Solidario, a la asociación Amibil –Asociación de familias de personas con discapacidad intelectual–, el Teléfono de la Esperanza y la cooperativa Viaje a la sostenibilidad, son asimismo causa no menor de regocijo. O los mercadillos de juguetes, joyas y objetos navideños hechos a mano o materiales diversos, a beneficio de Ozanam, Fundación CEDES inclusiva o proyectos nicaragüenses. O que Pérez-Reverte celebre su cumple con amigos famosos, agradeciendo.
No elevemos tan alta la mirada: Nobel, premios, proceso judicial de los corruptos, promesa de prontas elecciones, tregua permanente en las guerras. Alegrarse es más de andar por casa. Cada niño al que le dejan nacer, una historia de superación, dos enamorados mirando estrellas, una enfermedad que da negativo, alguien que vuelve por estas fechas, una familia que opta por paliativos en vez de lo contrario… Alegraos y regocijaos, porque estamos vivos. O según el himno universitario, “Gaudeamus igitur”. La felicidad no tiene edad.
María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora.
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 14 de diciembre de 2025).
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