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La lampara encendida

Yo dimito

Yo dimito

Foto: Agencia EFE

Nadie quiere abortar. Demasiados avances de última generación como para saber a ciencia cierta –y nunca mejor dicho– que la vida es humana a partir de la semana doce en el útero materno. Todos de acuerdo en que la adolescencia se retrasa en una sociedad en la que los estudios y la falta de recursos económicos hacen que no se sea madre hasta las treinta y muchas primaveras. Mucha mayor concienciación que en los años setenta del pasado siglo en materia de discapacidad. Y, sin embargo…

Algo se nos escapa. Resulta que el señor Ministro de Justicia promueve un anteproyecto que supere la Ley Orgánica 2/2010, de 3 marzo, de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (la Ley IVE), asesorado entre otros colectivos por el Foro de Vida Independiente, el CERMI y el Foro Europeo de la Discapacidad; y ese proyecto se va retrasando y retrasando hasta venirse al traste. Y hay más: en este santo país casi ningún político ante una posible corrupción. ¡Pero hay de aquel cuyas propuestas no encuentren un consenso entre sus superiores!

Claro que se anuncian enmiendas: las jóvenes de dieciséis y diecisiete años deberán consultar con sus papás; y existirá un Plan de Protección a la Familia. ¿Y la mujer? Sí, las mujeres somos libres, hemos avanzado no sé cuántas décadas y nuestro cuerpo es nuestro. ¿Y la mujer que, una vez embarazada, es abandonada por su pareja? ¿Y la joven en casa de sus padres, cuando estos solo quieren escurrir el bulto? ¿Y si obligan a optar entre cortar el hilo de la vida o quedarse sin empleo? ¿Y las mujeres con discapacidad?

Veintidós semanas. Una cabeza ya no tan grande, con tronco, extremidades y todos sus deditos, parte de los órganos formados y un corazón que late a cien por hora. Es el período prescrito para que un bebé –feto en modismo médico de lo más cuadriculado– con malformaciones sea triturado y abortado sin piedad. María, diagnosticada e intervenida de espina bífida en el seno de su madre, es feliz a sus siete añitos en un colegio de integración. ¡Se permiten abortos en el noveno mes!

¿Será cuestión de votos? ¿La crisis que colea? ¿O simplemente sobran ruedas y tampoco podemos ir por la calzada? Me han decepcionado. Yo, dimito.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 26 de septiembre de 2014).

2 comentarios

Anónimo -

Eduado yo no sé si dentro de 30 años María estará en una residencia, incluida en el entorno como una ciudadana más, enterrada o convertida en cenizas. No soy futuróloga. Lo único que sé es que, a día de hoy, ella y su familia son increiblemente felices por el simple hecho de que se sienta tan viva.

Eduardo Blasco -

Estoy de acuerdo contigo en casi todo. Respecto al aborto terapeútico, es muy compicado. ¿Donde estará María (nuestra amiga") cuando tenga 30 años;en una residencia-gueto? No quiero guetos ni margninalidad/-ción?. Es cuestión de "dignidad" vivir en sociedad y no en guetos, por muchos medios tecnicos y asistenciales que tengan. ¿Electoralismo? Quizás sean algunos nostalgicos de la democracia orgánica.