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La lampara encendida

La otra escuela

La otra escuela

Foto www.heraldo.es

Esta semana ha comenzado un nuevo curso para niños, adolescentes y jóvenes. Primaria, Secundaria, Bachillerato, FP, Universidad. Profesores y alumnos se enfrentan a una nueva experiencia cada año al inicio de las clases, a falta de una unificación educativa entre el supuesto partido gobernante y su opositor. Sin contar con la subida de libros y material escolar, que han de arrostrar los padres y las familias. Nos parece la vuelta a la rutina, de lo más normal.

Sin embargo, no siempre ni en todos los lugares sucede así. Nos comentaba Nelson, un sacerdote de origen dominicano que se formara en Zaragoza, cómo su labor en los últimos tres años, junto a otros voluntarios y misioneros laicos y religiosos, consiste en levantar las casas que van demoliendo los terremotos en un humilde barrio de Honduras, donde solo se llega con canoa. Adobe y madera son materiales nobles. La mayoría de hombres y mujeres, que habitan ese remoto paraíso, únicamente tienen poder adquisitivo para el lodo y las cañas, con lo que sus viviendas carecen de la más mínima solidez.

Allí el “kerigma” o primer anuncio evangélico es un mero sueño, al que sigue tendiéndose. Hay necesidades más urgentes, como sobrevivir. Y con todo, en dos meses esperan contar con tres escuelas, gracias a nuestras pequeñas aportaciones, con materiales similares a los de las casas. Yo lo llamaría vocación.

Cristina es una joven residente en la Comunidad Valenciana, niña de acogida, que ha iniciado con auténtica ilusión su curso de Magisterio. Su deseo, enseñar a niñas y niños ucranianos en su país. Un sueño ahora mismo irrealizable. La esperanza nunca la va a perder.

Y hay niñas y jóvenes que solo pueden hacer prácticas en el taller de costura, cubiertas de los pies hasta los ojos, con riesgo a jugarse por jugar sus propias vidas. Léase Afganistán o regímenes talibanes. Pese a que sus gobernantes prometan de aquí reconocer su pleno derecho, mujeres y personas como son, a una educación digna.

Ha comenzado un curso ilusionante, transición de la apatía a la inteligencia artificial. Y una, niña autodidacta que no pudo ir a la escuela, aconseja a los jóvenes que aprovechen el momento, carpe diem; y a las jóvenes que cojan todas las rosas y oportunidades que la vida les brinda, collige virgo rosas. Ahora que sí pueden.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 10 de septiembre de 2023).

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