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La lampara encendida

Rosalía

Rosalía

Foto Carlos Villanueva / La Revuelta

Un nuevo fenómeno musical, cultural y no sé si decir espiritual, ha llegado estas últimas semanas a sorprender a jóvenes y no tan jóvenes. A un tiempo terremoto, volcán apasionado y brisa de aire fresco. Iniciándose en la música folclórica a los 13 años, ha pasado por todos los estilos: urbana, pop-rock, techno, clásica, reguetón… Musicología en la Escuela Superior de Música de Cataluña y con varios Grammys latinos, califican a Rosalía como la cantante más versátil e internacional.

Tras sus tres primeros discos, “Los Ángeles”, “El mal querer” y “Motomami”, la artista nos sorprende con su cuarto álbum, “Lux”. Y nos sorprende ante todo por su presentación y su forma de publicitarlo. Va dejando caer sus primeras teselas en revistas de sociedad, las redes y los medios. Leyendo una partitura de Tosca de Puccini, interpretada en su día por María Callas; el vídeo clip “Berghain”, en inglés, español y alemán, entre la coreografía de una orquesta sinfónica y la más pura rebeldía femenina; o la canción “La perla”, el ritmo siempre peculiar y un atuendo monjil.

Luz, del latín ‘lux, lucis’. ¿Logra Rosalía iluminarnos con este disco? Música como arte, centro y emoción. Pseudomística vivida en cuatro tiempos: salir de la pureza, encuentro con el mundo, Gracia o vía unitiva, despedida y retorno a casa. “Magnolia” preconiza el propio entierro. Y la alusión a las sabias y santas mujeres de la Historia: de la filósofa Simone Weil o la brasileña Clarice Lispector, de Juana de Arco u Olga de Kiev —primera soberana eslava en convertirse—, pasando por Santa Teresa, Santa Rosa de Lima, Clara de Asís o Miriam, la profetisa hebrea. Ryonen Genso, la taoísta china Sun Bu’er, la sufí Rabia al Adawiyya o la monja budista Vimala.

El Espíritu no viene haciendo ruido en un coche por el centro de Madrid. Y miren, imposible conciliar budismo, islam, cristianismo e hinduismo, por mucho que lo intenten. Pero bueno, algo se está moviendo. Algo resuena dentro con mucha fuerza y de forma original. Y eso siempre es bueno, aperturista, esperanzador.

“Esto es pa’ que quede, lo que yo hago dura (Con altura). / Demasiada’ noches de travesura’ (Con altura)”. Ojalá las canciones, ritmos y letras de Rosalía perduren en el tiempo, más allá de la “Marioneta” de Andy. Será una prueba inequívoca de calidad y superación. Pero no confundir nunca religión, algo que nos religa, con espiritualidad en sentido global y a la New Age. No comulguemos con ruedas de molino, tampoco en la cultura.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora.

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 16 de noviembre de 2025).

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